El fin de semana pasado los núcleos de tormentas siguieron instalados en el norte del país. Pero hacia el sur, en la franja central de la región pampeana, la circulación de aire frío produjo algunas lluvias de montos escasos o nulos en gran parte del territorio.
La situación del centro de Buenos Aires sigue siendo muy complicada. Más allá de algunas lluvias puntuales, gran parte de la provincia está ante una sequía que sigue agravándose semana a semana.
Pero hubo algo bueno en este fin de semana. Las lluvias del sábado 16 de diciembre tuvieron un comportamiento anómalo que hicieron foco en una de las zonas más marginadas por las lluvias en la región núcleo, el noroeste de Buenos Aires.
General Pinto, que había recibido desde noviembre 131 mm, finalmente obtuvo un importante monto de agua. En poco más de cinco horas recibió 128 mm, prácticamente la misma cantidad que había recibido en casi tres meses. A pocos kilómetros, General Villegas registró 64,2 mm.
Otro foco más moderado estuvo en la zona aledaña del sureste cordobés. Allí, Guatimozín y Canals registraron 48 mm y 42 mm respectivamente. Lincoln, Noetinger, Rufino, Irigoyen y Carlos Pellegrini fueron privilegiadas con lluvias en torno de los 30 mm. El 20 % restante de la zona recibió entre 10 y 15 mm. Y el 50% de la región núcleo no recibió lluvias.
En este difícil contexto climático que atraviesa la región pampeana, y en un momento crítico donde están en juego los rendimientos de soja en Argentina, Aiello alerta por un fenómeno que puede inhibir los frentes de tormentas.
A mediados de enero Aiello se había referido a que la Niña se había intensificado y que en enero no se iba a producir un cambio sustancial de las lluvias. Sí se había mostrado optimista en el norte del país, anunciando la recuperación hídrica del NOA. Tambien había explicado que en febrero La Niña seguiría siendo una protagonista indeseable, pero que observaba activos los mecanismos regionales que seguían aportando agua a Córdoba y Santa Fe. Sin prever mejoras sustanciales en el régimen pluviométrico, destacaba que era muy positivo que sigan operando estos frentes, aunque actúen a pequeña escala.
“Si se mantienen las actuales circulaciones regionales, por efecto del Atlántico, podemos ver un mes (febrero) no tan severo”, decía Aiello hace 15 días. Pero este efecto del Atlántico es el que podría quedar inhibido de acá en delante. Por ello es que febrero podría volverse un escenario aún más complicado para el sector agrícola.
Aiello explica ahora que “la distribución de centros de alta presión en el Pacífico y Atlántico generan una situación que limitará la oferta de agua durante al menos los próximos 10 días en Argentina y el sur de Brasil. Si la inercia de esta distribución persiste, pensemos en muy poca oferta de agua hasta el comienzo de la última semana de febrero. Esta situación es la menos deseable para el desarrollo de la producción argentina de soja y maíz”.