"Toda el sector de la carne es una oportunidad", define Alejandro Bravo, Country Director de Provimi en el país, la división de nutrición animal de la multinacional Cargill. Con cinco años de crecimiento consecutivo de su negocio, el ejecutivo redobla la apuesta para este año y espera mantener el nivel de producción que tuvo en 2017 cuando creció al 17%. "Duplicamos la estructura comercial en los últimos tres años", cuenta.
Con una planta productiva en Venado Tuerto, en la que trabajan seis líneas de producción (para alrededor de 3000 toneladas por mes), el objetivo para 2018 será continuar con el crecimiento en los negocios de cerdos y aves, y el desarrollo en rumiantes. Pero, el ejecutivo advierte que la mayor preocupación pasa por la falta de previsibilidad: "lo que sufren muchas empresas en el país es operar el día a día y no verse sorprendidos por una devaluación grande de un día para el otro", sostiene.
En un contexto donde muchas industrias sufren la pérdida de competitividad y alza de costos, el negocio de nutrición animal se perfila en ascenso. "Hay un ambiente donde la Argentina necesita invertir en tecnología, no sólo alimentos sino en aspectos técnicos como pueden ser software de simulación, para saber cuál es la mejor manera de criar un cerdo o un novillo", afirma, al tiempo que reconoce que en los últimos dos años se produjo un alineamiento de todo el negocio de carne, que da más espacio para crecer.
¿Qué análisis hace del nivel de negocios en el país?
La Argentina es un país que Cargill mira muy intensamente, porque es potencialmente uno de los grandes productores de proteína animal del mundo. En Brasil hace mucho que estamos desarrollando el negocio y venía operando bien, pero Argentina estaba un poco trabado. En la medida que el país se va normalizando en materia económica, vuelve a ser de mucho interés.
¿Dónde están los puntos fuertes?
Por ejemplo, cerdos es un negocio que viene creciendo entre un 8% y 10% en los últimos 10 años, pero desde el cambio de Gobierno el país se abrió más, hay más interés en soportar iniciativas privadas, clientes grandes que se unen para promover exportaciones. En carne vacuna se volvió a crecer, después de estar muy trabado. En avicultura veo que hay que trabajar dos líneas muy fuertes: conseguir mercados de exportación y mejorar niveles de eficiencia, que hoy se pierde con Brasil.
¿Qué aspecto están buscando desarrollar como compañía?
Estamos yendo a cuestiones que son muy específicas. Es muy parecido a lo que pasa en la parte agrícola, incluso Cargill está en asociación con Google y Amazon desarrollando el manejo de grandes bases de datos. Queremos usarlas en nutrición, en el manejo de granjas y poder pronosticar el futuro de esa granja basado en lo que está pasando hoy. En vacunos, por ejemplo, apostamos al uso de simuladores para trabajar con el dueño del feedlot, que permitan entender cuál es la mejor dinámica, cómo criar los animales, en qué momento sacar a faena, cuál es el perfil nutricional que le queremos dar. Eso es lo que ofrecemos: programas nutricionales, software, herramientas de gestión y servicio al cliente.
¿Qué tan fuerte es Provimi en el mercado local y cuáles las expectativas para este año?
Tenemos alrededor de 12% de market share. Es un mercado bastante atomizado, pero tenemos presencia muy fuerte en cerdos, con cerca de 17% de participación y 25% en avicultura. En rumiantes debemos tener de 10% a 12% en el negocio de leche y un 3% a 4% en feedlot. Apostamos fundamentalmente en traer tecnología.
¿Apuestan a producción local o se perfila más la importación?
En la planta de Venado Tuerto tenemos seis líneas de producción que nos permite atender a toda la industria, que tiene un nivel de regulación muy alto lo que le da mucho nivel de complejidad. Estamos proyectando invertir unos u$s 2,5 millones para ampliar capacidades y sumar eficiencia, además de otra inversión que va a ser fuerte en tecnología para feedlot, que requerirá de una línea completamente nueva. La idea es seguir creciendo.