Se han registrado ataques de Oruga bolillera (Helicoverpa gelotopoeon) en el cultivo de soja de primera en estado vegetativo. Allí se visualizan daños en brotes nuevos en distintos porcentajes. Esta plaga provocó daños de importancia en campañas anteriores, las cuales también estuvieron asociadas a clima seco. Con las condiciones similares de la presente campaña, dar un paso adelante se hace imprescindible.
El testimonio del Ing. Agrónomo Franco Petrelli, de Agroconsultor SA, refuerza lo dicho: “Durante la primer quincena de diciembre hubo una importante presencia de esta plaga en varios lotes que se encontraban en estado V1-V3, con niveles de 2 a 3 individuos de menos de 1,5 cm por m2. Luego, por 15 días mermaron los recuentos a campo, que sumado al avance en estados vegetativos del cultivo y por ende con mayor umbral de acción, hizo que no se recomendaran aplicar lotes por ésta plaga. Pero en ésta última semana volvieron a aumentar los conteos a campo (fundamentalmente sobre sojas de 2da en V1-V3) y estamos recomendado lotes en situación de 2 a 3 bolilleras menores a 1,5 cm por m2; a su vez se están viendo huevos en brotes nuevos. Hasta ahora la hemos encontrado siempre desfoliando la hoja trifoliada que está por desplegar y con baja cantidad de brotes cortados ya que actuamos a tiempo”.
Helicoverpa gelotopoeon, más conocida como “bolillera”, es una plaga que desde hace un tiempo ha crecido en abundancia en la región pampeana y viene generando problemas en el cultivo de soja, tanto en los primeros estadios vegetativos, como cuando el cultivo de soja está formando sus granos.
Las larvas de esta especie alcanzan un tamaño máximo de 30-35 mm.
Cuando las plantas están entre los estadios V1 a V2 (vegetativo, 1 a 2 hojas verdaderas), esta isoca tiene preferencia por el consumo de brotes, tallos tiernos y, en menor medida, de hojas. Si las condiciones ambientales son benignas la planta puede recuperarse pero emitiendo brotes axilares, lo cual no solo afecta la altura de las plantas sino también el rendimiento de las mismas.
A monitorear
Frente a lo registrado se sugiere monitorear cada lote en particular, a fin de determinar presencia y medidas de control de la plaga. El monitoreo y respetar los umbrales será la clave de éxito en el control de esta plaga.
Dado el comportamiento de la plaga, sus controles son buenos pero no llegan a ser excelentes: si tenemos entre un 50 y un 70% de control en promedio no será lo mismo aplicar con 2 que con 8 bolilleras por metro lineal.
En ese sentido, el Ing. Petrelli refiere que se pueden establecer 2 momentos críticos para el cultivo de soja y donde los daños que genera esta plaga son de consideración: “Uno es en estados reproductivos avanzados (R3-R5.1), donde el daño es directo, ya que consumen los granos de las vainas y el otro es en el que estamos situados hoy en día con las sojas de 2da (V1 a V4) donde arrancan desfoliando pero a medida que aumentan su tamaño y su aparato bucal, cortan brotes y esto trae como consecuencia la pérdida de la dominancia apical de las plantas, mayor número de ramificaciones y como resultado final un menor número de vainas/plantas; ya que siempre se fijan más vainas en el tallo primario que en sus ramificaciones”.
Es importante recordar que la oruga bolillera produce daños con bajos porcentajes de presencia a campo y que debido a que se oculta dentro de las hojas su control es más dificultoso y puede requerir mayores dosis de insecticidas.
Cuando aparece en estados vegetativos de la soja, la oruga bolillera debe ser controlada porque actúa como desbrotador además de desfoliadora. Controlarla a tiempo dentro del cultivo es imprescindible, ya que luego se torna muy difícil sacarla del lote y en etapas de maduración también ataca chauchas.