CÓRDOBA.- Pese a la falta de agua, los cultivos estivales continúan su
desarrollo con un buen estado general en esta provincia, según datos de la Bolsa
de Cereales. El maíz está más golpeado por el estrés hídrico y el calor que la
soja.
En el caso de la soja, de las 4.150.700 hectáreas estimadas en la campaña 2017/18, el 49% (2.033.800) corresponden a siembras tempranas. El 82% se encuentra en estado vegetativo, mientras que el 18% inició la floración.
Si bien se registraron casos de estrés térmico (baja a media incidencia) en
el norte y estrés hídrico en el centro y sur (baja a media incidencia), el
estado general en el 93% del cultivo es "bueno" a "muy bueno".
De las 2.393.800 hectáreas de maíz, el 33% (782.600) son siembras tempranas y el 48% de ese segmento está en estado vegetativo (hasta 10 hojas desarrolladas), mientras que el resto atraviesa el período crítico (15 días antes y 15 después de floración). En esta etapa es donde se determina el número de granos, variable más importante en la definición del rendimiento.
La Bolsa indica que el calor y las escasas reservas hídricas en el suelo
pueden producir abortos florales, influyendo negativamente en el desarrollo del
cultivo.
La escasez de precipitaciones en la segunda quincena de diciembre impactó negativamente, principalmente al maíz temprano por su mayor requerimiento hídrico. Comparado con la quincena anterior, el porcentaje que se encuentra en condición "buena" y "regular" aumentó 13 puntos, en detrimento de "muy bueno".
En el caso del sorgo, de las 113.200 hectáreas sembradas, el 65% posee 5 hojas visibles o menos, mientras que el 35% está próximo a floración, momento en el cual se define el número potencial de granos.
El 60% del girasol está en período crítico, empezando a definir el número potencial de flores.