Las estadísticas oficiales dan cuenta de que en noviembre la faena de hembras alcanzó el 45% sobre un total de 1,13 millones de animales lo que da cuenta de que finalizó el proceso de retención que se inició junto con el cambio de gestión de gobierno cuando las expectativas en las nuevas políticas generaron un clima de gran optimismo en el sector. Ese porcentaje también expresa la mayor actividad que tuvieron este año los feedlots.
Por primera vez desde el arranque del Gobierno de Cambiemos que la faena supera el límite del 43% que define si se está en retención o liquidación, habrá que ver cómo evoluciona ese indicador en los meses que vienen para tener una opinión más definida al respecto.
El menor interés por la retención responde a varias cuestiones: por un lado ya no quedan muchos campos de cría en condiciones de recibir hacienda, la inundación a su vez achicó este año parte de la superficie ganadera y además el optimismo dio lugar a una actitud más moderada sobre el futuro del sector.
El mes pasado, según las estadísticas de Senasa, la faena de vacas aumento en forma interanual el 6,4%, el doble del crecimiento que registró en todo el año. La de vaquillonas aumentó 18%, estuvo en línea con la tendencia de los últimos meses, mientras que la de terneras creció 17,5%, por encima del promedio acumulado en 2017.
Por el lado de los machos hubo un dato positivo: la faena de novillos en noviembre aumentó 10%, lo que indica un claro interés a producir animales más pesados, lo que se logra con recría, el aprovechamiento de la conveniente relación maíz-carne y los incentivos que dio la exportación, que en muchos momentos pagó precios más altos que el consumo.