El brote verde por excelencia, el campo, tiene disparidades internas en su
competitividad: esa fue la premisa básica de la exposición de Federico Eisner,
socio de Bain & Company. Si la Argentina quiere dejar de ser "granero" para
pasar a ser "supermercado del mundo" y "competir con valor agregado", deberá
prestar atención a esas diferencias entre los sectores de la agricultura, la
ganadería y la agroindustria.
La agricultura fue una de las grandes beneficiadas del cambio de Gobierno: el anuncio de la baja y quita de retenciones y el fin del cepo cambiario hicieron florecer al sector. Eisner habló del caso de la exportación de maíz, donde la Argentina tiene una ventaja competitiva sobre Brasil, ya que llevar una tonelada a China cuesta la mitad que para el país vecino. Además, señaló una oportunidad de crecimiento de producción hacia 2030 para las áreas que están a 200 kilómetros de Rosario, es decir, las economías regionales.
Las palancas principales para una mejora, aclaró, son la incorporación de más tecnología y la baja de los costos logísticos. "La manera de que haya un crecimiento es por incremento de rindes y de áreas cultivadas. Para que esas zonas sean productivas necesitamos del tren, que es más eficiente que el camión en distancias de 300 kilómetros para adelante", añadió. Y aclaró que la oportunidad es grande porque ya hay un espacio muy competitivo para la Argentina.
Con respecto a la ganadería, los costos de exportación de una tonelada de
carne a China son un 9% más caros que los de Brasil. "Esa ventaja que teníamos
en maíz, trigo y soja, en este sector comienza a ser menor. Hay un potencial muy
fuerte en la exportación de ganadería", añadió. Hacia 2030 proyectó que la
producción aumentará de 2,7 millones de toneladas a 3,9 millones, apalancada por
las exportaciones, que pasarán de una participación del 7% a 31%.
"Federico Eisner: "Para que la ganadería despegue y sea competitiva necesitamos que el mercado doméstico también sea competitivo""
Eisner destacó dos claves más. "Para que la ganadería despegue y sea competitiva necesitamos que el mercado doméstico también sea competitivo. Para esto es crucial eliminar la informalidad, que es enorme", destacó. Explicó que generalmente en otros países del mundo los cuatro frigoríficos más grandes a nivel global tienen el 60% o el 70% del share "porque son los que invierten, tienen economía de escala y son los que generan ventajas competitivas para exportar". En la Argentina, en cambio, esa participación no llega al 8%. "Necesitamos reglas de juego que sean iguales para todos. Es una tarea importante para el Gobierno poder atacar eso y eliminarlo, porque necesitamos abrir nuevos mercados", puntualizó. "La apertura de mercados de Chile y de Brasil es significativamente mayor a la que tiene hoy la Argentina, el catch up que hay que hacer es enorme", agregó Eisner.
Para terminar, se refirió a la agroindustria, un sector donde "la brecha entre Brasil y la Argentina es significativamente mayor". En este punto, resaltó un ejemplo: en un producto particular para el mercado doméstico, la agroindustria argentina tiene un 13% más de costos que la brasileña. "Si somos más caros y generamos menos márgenes, las inversiones se van a ir al país vecino", sostuvo Eisner.
¿A qué se debe esa brecha? El experto explicó que, si uno hace zoom en los costos de la agroindustria, se observa que la participación de la distribución y la logística en Brasil pesan el 10%, mientras que en la Argentina, el 21%, es decir, más del doble. Eisner destacó que la brecha no se da tanto en el costo del salario, aunque sí que existe, sino más bien en todos los elementos que hacen que la Argentina no pueda ser competitiva. Entre esos elementos, destacó el ausentismo y los convenios laborales que se hicieron hace años "y que no se flexibilizaron ni se acercaron a la adopción de tecnología" para que "el trabajador, el empleador y el país ganen ante mejoras de eficiencia". Concluyó: "Sin hacer un trabajo fuerte en los costos laborales y en impuestos distorsivos no vamos a despegar en agroindustria".