En el resto de la región pampeana, en mayor menor medida, las deficiencias son marcadas. La peor parte se la llevan las zonas del oeste de CB y SL, donde la temporada de precipitaciones no ha dado comienzo, no al menos con la regularidad y el volumen requeridos para generar las apropiadas recargas del perfil de suelo. Por otra parte, este patrón sigue quitando presión sobre las zonas que hasta septiembre se mantenían anegadas y que ven una mejora que se afianza.
Los eventos pluviales se han presentado quizá con la frecuencia habitual, sin embargo su modestos aportes no han podido sostener las reservas y por lo tanto recuperar un buen nivel de agua en el perfil, ya comienza a tornarse menos probable. En el mapa que mostramos a continuación, se estima el nivel de lluvias necesarias en los próximos quince días para recuperar la humedad del perfil, al fin de alcanzar un nivel adecuado.
Si el patrón de precipitaciones se estuviera ajustando a una oferta más generosa, podríamos decir que la línea de los 80 milímetros no es una marca difícil de lograr para dos semanas de plena primavera. Sin embargo si descontamos que el mes de noviembre está cerrando con pocas chances de ver un evento destacado, la probabilidad de lograr este objetivo decrece significativamente.
Hemos venido observando irrupciones de aire frío que si bien han tenido su mayor impacto ambiental sobre el sur de la región pampeana, sin duda han generado un contexto poco propicio para el desarrollo de sistemas precipitantes. En efecto, estas entradas de aire frío, han sido complementadas con el avance de zonas de alta presión sobre el continente, que, cuanto menos, inhiben los desarrollos nubosos y en consecuencia, las eventuales precipitaciones provienen de nubosidad con bajo potencial pluvial. El cambio de patrón de lluvias depende fundamentalmente del cambio de circulación y del retiro definitivo de las irrupciones de aire frío. Parece poco razonable, pero en pleno invierno fueron las masas de aire tropical las que no dejaban proyectar el avance del aire frío. Al cabo de un semestre, podemos reconocer dos graves fallas en la circulación atmosférica.
La situación evidentemente tiene sus matices dentro de la vastedad de la región pampeana, pero en general el contexto dominante es con reservas de humedad a la baja. El aumento de la demanda de precipitaciones se da en un momento estratégico, en que se van cerrando las ventanas de siembra. Si no hay una recuperación en los primero diez días de diciembre, en muchos sectores la situación se volverá crítica y las reservas escasas comenzarán a generalizarse.
Al poner la mirada sobre las zonas agrícolas del norte del país el panorama no es mejor, incluso podríamos decir que la demanda es aún más significativa y el arrastre de la situación deficitaria más prolongado. Las zonas arroceras del noreste de Corrientes y en general la provincia de Misiones se escapan de alguna manera a esta coyuntura.
Para la región pampeana, en tanto, entendemos que la primera decena de días de diciembre será más favorable, sin embargo es posible que no sean los primeros días de diciembre los que traigan el auxilio tan esperado.
El bimestre octubre noviembre, está resultando más duro de lo esperado. Los sobrantes hídricos de comienzo de primavera ya se han consumido y por ahora hay que mirar al mes de diciembre para ver cómo evoluciona el panorama. El escenario con que se comienza a cerrar el año era impensado a finales de septiembre.