Si las raíces de las plantas aumentan su capacidad para absorber agua y
nutrientes del suelo, entonces muchos cultivos podrían adaptarse a terrenos
áridos y contribuir a solucionar la escasez global de alimentos.
Por sus logros en este campo, y también por su trayectoria profesional, el
doctor José Estévez, jefe del Laboratorio Bases Moleculares del Desarrollo
Vegetal de la Fundación Instituto Leloir (FIL), recibió uno de los cuatro
"Premios Houssay" otorgados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e
Innovación Productiva.
El reconocimiento, que en el caso de Estévez fue en el área de Biología Molecular y Bioquímica, se destina a investigadores menores de 45 años que desarrollaron la mayor parte de su actividad científica en el país.
"Frente a la expansión de las zonas áridas o secas como consecuencia del cambio climático y a la demanda creciente de alimentos a nivel mundial, es imperativo aumentar la productividad de los cultivos", subrayó Estévez, para quien los mecanismos biológicos podrían servir para mejorar la captación de nutrientes esenciales y agua de cultivos en suelos pobres en nutrientes y en períodos prolongados de sequía.
En estudios que lleva adelante desde 2000, Estévez y colaboradores lograron duplicar la longitud de los pelos radiculares, prolongaciones absorbentes de las raíces de las plantas. Por ejemplo, los científicos identificaron que ciertas hormonas vegetales (auxinas) y tres grupos de genes que regulan proteínas específicas (extensinas) son claves para favorecer la elongación de esas estructuras de las raíces.
"Nuestros resultados sientan bases para optimizar potenciales aplicaciones biotecnológicas que impacten en la productividad de cultivos a gran escala", subrayó el investigador del Conicet, doctorado en biología en la UBA y con una beca posdoctoral en las Universidades de Stanford y Berkeley, California.
También son ganadores del Premio Houssay la matemática Sonia Luján Natale, el químico Rodolfo Wuilloud y el biólogo Rolando González-José. El galardón a la trayectoria fue logrado por el físico nuclear Enrique Civitarese, el bioquímico Gabriel Rabinovich, el nanotecnólogo -y ex presidente del Conicet- Roberto Salvarezza y la socióloga Catalina Wainerman. En tanto, el Premio Jorge Sabato fue para la microbióloga y biotecnóloga Graciela María Font.
El próximo 7 de diciembre se entregarán las distinciones a todos los premiados y se escogerá también al Investigador de la Nación Argentina, quien se hará acreedor de una medalla de oro y un millón de pesos.