En el último documento emitido por la Jefatura de Gabinete se habla del desarrollo humano y se plantean una serie de propuestas para enfrentar la pobreza. Al comienzo del documento, el Jefe de Gabinete sostiene: “Nuestra política social se basa en la convicción de que no se puede esperar a los resultados del derrame del crecimiento económico, al que consideramos insuficiente para terminar con la pobreza, y que para lograr resultados profundos es indispensable un rol dinámico del Estado”. Ese rol dinámico incluye, entre otras cosas, más planes sociales y un incremento en los llamados gastos sociales, como se señala en este párrafo: “En ingresos, complementando y mejorando programas preexistentes, el Gobierno ha avanzado hacia el ingreso universal para niños y adultos mayores, y expandido las opciones para adultos vulnerables”.
De acuerdo a los datos que informa el documento de la Jefatura de Gabinete, el gasto público social, incluyendo las jubilaciones, va a pasar de ser el 65% del gasto total hasta llegar al 76% en el presupuesto 2018 como puede verse en el gráfico 2. Es decir, va a aumentar 12 puntos porcentuales del gasto total. Francamente, uno no puede decir que la política económica es exitosa si tiene previsto aumentar en el volumen de asistencia social porque nos está indicando que la política económica no ha logrado el objetivo de crear la suficiente cantidad de inversiones para crear puestos de trabajo y permitir que la gente pueda vivir del fruto de su trabajo y no del asistencialismo “estatal” que siempre tiende a ser clientelismo.
Gráfico 1
Confieso que este discurso del Jefe de Gabinete confunde, dado que el presidente Macri ha dicho en su conferencia de prensa, luego de ganar las elecciones y en el Palacio del Correo Central ante gobernadores, sindicalistas, etc. que hay que pasar de la cultura de la dádiva a la cultura del trabajo. Si bien no lo dijo con esas palabras, de parte de su discurso se desprende que el presidente está convencido que el asistencialismo estatal no puede ser para siempre y que la forma de progresar es que la gente tenga trabajo. De manera que, en mi opinión, se advierte cierta contradicción entre lo que dice el Jefe de Gabinete y lo que dice el presidente.
Cuando Marcos Peña afirma que la economía sola no va a sacar a la gente de la
pobreza, yo le diría que seguir insistiendo con los planes sociales no parece el
mejor camino ni conduce a buen puerto. Por ejemplo, la evolución del gasto
social en pesos constantes de 2016 utilizando inflación Congreso desde el 2007
en adelante para hacer el ajuste muestra que aumentó 2,58 veces en términos
reales, o sea casi se triplicó. En otras palabras, cada vez se destina más
dinero en pesos constantes a pagar jubilaciones, subsidios, educación, vivienda,
etc. y la gente es cada vez más pobre, los jubilados están que trinan y los
piqueteros siguen extorsionando con sus cortes de calles.
Si tomamos la evolución del gasto social sin incluir las jubilaciones y las
pensiones, es decir, el gasto en educación, salud, vivienda, etc. en valores
constantes de 2016, aumentó 2,4 veces en términos reales.
Finalmente si la cuenta la hacemos en dólares, vemos que el gasto social total pasó de U$S 27.543 millones en 2001 a U$S 79.325 millones en 2016, o sea que se multiplicó por 2,88 veces. Pero si tomamos desde el 2003, cuando empezó el gobierno de los Kirchner hasta el 2016 el gasto crece 6,6 veces en dólares. Insisto, si la solución a la pobreza estuviera en aumentar los recursos destinados a planes sociales, hoy no deberíamos tener pobres con la cantidad de recursos que se destina a ese objetivo. Tal vez porque se destina demasiados recursos para financiar planes sociales es que hay pobreza, porque el estado sigue estimulando la cultura de la dádiva en vez de la cultura del trabajo.
Gráfico 2
¿Por qué si cada vez se destinan más recursos a planes sociales la pobreza no
cede? Porque a mayor gasto en planes sociales se tiene más gasto público, ese
mayor gasto público requiere de mayor presión tributaria. La mayor presión
tributaria desestimula las inversiones, al desestimularse las inversiones hay
menos ocupación y más pobreza. Al haber más pobreza se aumenta los planes
sociales y seguimos con el círculo vicioso de más planes sociales, más
impuestos, menos inversión, más pobres, más planes sociales…. Es un sistema
perverso que tiende al reparto de pobreza. Puesto de otra manera, en vez de
hablar todo el tiempo de los pobres, sugiero cambiar el eje del debate y empezar
a hablar sobre cómo generar riqueza. Cómo atraer inversiones que creen puestos
de trabajo, aumenten la productividad de la economía y mejoren los salarios
reales terminando con la pobreza.
Obviamente que el argumento de siempre es: mientras logramos generar
inversiones, los planes sociales son necesarios. Vean, llevamos 15 años de
volcar cada vez dinero en planes sociales y la pobreza no cede.
La solución pasa por pensar en positivo, imaginando como atraer inversiones. No es alimentando el clientelismo político como se va a terminar con la pobreza, sino atrayendo capitales que se hundan en inversiones y creen puestos de trabajo. Y para eso hay que ser muy audaz en la reforma del estado bajando el gasto público, bajando la carga impositiva, flexibilizando el mercado laboral e integrando la economía al mundo.
Salir de tantos años de decadencia populista va a llevar tiempo, pero es mejor empezar a transitar ese camino que insistir con más planes sociales, porque si insisten con el asistencialismo estatal, finalmente ahogarán tanto al sector privado con impuestos que lo único que va a quedar por repartir será pobreza o una deuda pública impagable en algún momento si seguimos tomando deuda. Por eso, insisto, dejemos de hablar de pobreza y empecemos a hablar sobre cómo generar riqueza.
Fuente: Economía para Todos