Reunidos en el Centro Cultural de la Ciencia, el desafío fue analizar junto a estudiantes y jóvenes profesionales cómo será el futuro del trabajo y se combatirá la pobreza de hoy utilizando las herramientas de la convergencia tecnológica.
En la jornada, el ministro de Agroindustria de Buenos Aires, Leonardo Sarquís,
señaló que apunta a que "Buenos Aires sea la provincia más importante en
desarrollo agroindustrial", con un Estado facilitador del juego para que los
productores, emprendedores y el sector privado en general se muevan en la cancha
y puedan proponer el juego y ganar el partido.
La provincia de Buenos aires puede exportar en los próximos años casi 250 millones toneladas de alimentos frescos. Pero, además, la agroindustria puede transformarse, produciendo cada vez más valor.
Argenthink puso sobre la mesa una afirmación que puede resultar inquietante:
en el futuro dos de cada tres puestos de trabajo no van a existir, producto de
las tecnologías exponenciales como la automatización, la inteligencia artificial
y la robotización. El agro tiene el desafío de pensar cómo va a cubrir la
demanda de empleo y, además, cómo va a desarrollar en las personas las nuevas
competencias que requiere el mundo de hoy: flexibilidad, adaptabilidad,
reconfiguración de equipos de trabajo.
Las respuestas están en la innovación producto de la bioeconomía y la biotecnología, el desarrollo de la competitividad y la productividad que aportan todos los sectores de la agroindustria, la seguridad agroalimentaria que permita que lleguen alimentos a todos y las acciones concretas de la agroindustria.
Frente a estos cambios que se vislumbran en un futuro, pero que finalmente llegarán, se vuelve necesario desarrollar nuevas habilidades y prepararnos para que las nuevas tecnologías potencien favorablemente un cambio en las formas de empleo que el agro liderará.