Los excesos hídricos y la humedad han provocado el aumento de la incidencia de dos enfermedades: Roya amarilla en trigo y Ramularia collo-cygni en cebada, que se expanden rápidamente y en las que hay que trabajar para prevenir primero y detectar a tiempo en caso de avances.
En Balcarce, Tandil y Necochea la cebada se ha visto afectada por la Ramularia en numerosos casos. En este sentido, de continuar con las condiciones de alta humedad y lluvias, los productores deben estar alerta por el control y reinfección de esta enfermedad. Es importante reconocer y diferenciar a la Ramularia por sus manchas que causan pequeñas lesiones irregulares y marrones sobre las hojas. Al comienzo del crecimiento de la planta, las lesiones son apenas visibles al ojo humano ya que miden entre 1 y 3 mm de largo por 0.5 mm de ancho. En estadios avanzados de la enfermedad el tejido foliar comienza a morir, observándose una pérdida del color verde de la planta y posteriormente el envejecimiento del cultivo. Esto genera grandes pérdidas de rendimiento y calidad, debilitando la caña hasta la caída definitiva del cultivo.
Las lluvias juegan un rol muy importante en la dispersión de las esporas y en proporcionar horas de mojado foliar necesarias para su germinación, lo que genera la proliferación del hongo y por ende el establecimiento de la infección. De esta forma, la duración del mojado de la hoja está asociado a la severidad.
“Es fundamental monitorear los cultivos y las condiciones de stress del cultivo, que son los factores que desencadenan esta enfermedad y su reinfección. La aplicación de principios activos específicos se debe realizar alrededor de Hoja Bandera -1 y Hoja Bandera -2 y se recomienda que sean curativos y que proporcionen protección”. declaró la Ing. Agr. Lucrecia Couretot, investigadora de INTA Pergamino y referente técnica en el Norte de Buenos Aires, y agrega: “Además, es de suma importancia conocer el grado de infección de las semillas, particularmente en regiones donde la enfermedad nunca estuvo presente o aún no es una amenaza importante.
Por otra parte, las horas de mojado y las temperaturas frescas provocaron el repentino desarrollo de la Roya amarilla en lotes de Buenos Aires, La Pampa, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba. Al momento de identificarla, se puede observar una pequeña lesión de color amarillo limón en la hoja, orientadas en el sentido de las nervaduras. El patógeno presente en esta enfermedad necesita alimentarse de órganos vivos de la planta (tejido verde) para su supervivencia y puede cumplir un ciclo de reinfección de entre 7 a 10 días.
Actualmente, la Roya amarilla aumentó significativamente su incidencia y severidad, generando pérdidas de rendimiento de entre un 40% y 50% y representando una de las mayores amenazas para el trigo. Los primeros focos se dieron sobre las cabeceras del lote en donde generalmente hay más densidad de plantas. Hoy en día, los lotes que no han recibido un tratamiento foliar se ven afectados por esta enfermedad prácticamente en su totalidad, encontrando Roya amarilla en tallo y en espigas también.
Es fundamental destacar que los productores deben estar atentos a la reinfección de la enfermedad para poder combatirla a tiempo. Hoy en día, casi un 90% de la producción mundial de trigo es susceptible a la Roya amarilla, lo que se puede traducir en daños a nivel mundial de más de 5 millones de toneladas de trigo y pérdidas anuales que equivalen a mil millones de dólares.
“La importancia en la elección del fungicida es fundamental ya que se pone en juego un alto porcentaje del rendimiento y la calidad del cultivo. Los resultados de ensayos de las últimas campañas han demostrado que para Roya amarilla y Ramularia, la aplicación del fungicida Orquesta Ultra™ es ideal en aplicaciones curativas y preventivas, debido a que brinda contundencia de control y ocho días más de protección que el resto de los productos del mercado”, declaró el Ing. Agr. Juan Pérez Brea, Gerente de cultivo de trigo y cebada de BASF.
También afirmó que, teniendo en cuenta la alta presión de enfermedades de esta campaña, es de suma importancia proteger el cultivo desde los estadíos iniciales con un producto como Sistiva®, un fungicida curasemillas que disminuye la incidencia de enfermedades en el cultivo hasta 45 días y la severidad hasta los 60 días, retrasando la curva desarrollo de la enfermedad.
Al momento de tomar decisiones, es fundamental enfocarse en la protección del cultivo teniendo conocimiento del perfil sanitario de la variedad, el estado fenológico, la identificación del patógeno y la correcta elección de un fungicida.