Durante la apertura, desde la Secretaría de Agregado de Valor destacaron el pedido del Presidente de la Nación de trabajar fuertemente en el tema ambiental, por eso se formó el gabinete nacional de cambio climático por Decreto 891/2016, que permitió implementar un cambio de metodología y se avanzó en el establecimiento de metas para la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en Argentina. Además subrayó la importancia del sector de alimentos y bebidas en trabajar en la reducción de impacto ambiental y que es un gran desafío para convertirnos de graneros del mundo al supermercado del mundo.
Por otro lado, los representantes de FAO en la Argentina, mencionaron la importancia de poner en un mismo nivel lo productivo y lo ambiental para lograr una producción sustentable. Asimismo, resaltaron que el proyecto está en línea con la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, en particular con los objetivos 12 "producción y consumo responsables" y el 17 "alianzas para lograr los objetivos" siendo este último clave para el trabajo articulado entre el sector agroindustrial público y privado.
Por su parte los funcionarios del área de gestión ambiental del Ministerio de Agroindustria subrayaron la necesidad de articular una política ministerial, integrada y proactiva, aprovechando todo lo que el Ministerio y sus organismos descentralizados ya tienen recorrido en la materia.
La cartera agroindustrial nacional presentó el trabajo que está realizando en conjunto actualmente con la FAO para relevar el estado de situación de la industria en general y en particular sobre ciruela deshidratada, frutos secos, aceite de oliva, aceitunas y pastas secas.
En este sentido, se remarcó la importancia del seguimiento del comportamiento ambiental de la industria alimenticia en Argentina, como también de los principales mercados de destino y sus exigencias en materia ambiental.
Además, se analizaron las herramientas para promover la sustentabilidad de los alimentos, tales como el análisis del ciclo de vida correspondiente a las cargas ambientales de un producto durante las distintas etapas de su elaboración, transporte, consumo, y fin de vida, las huellas ambientales (huella de Carbono e Hídrica), y las certificaciones ISO, siendo estas últimas las más utilizadas en el país.
Por otra parte, se expuso la iniciativa de la Unión Europea (UE), la Huella Ambiental de Productos (PEF por sus siglas en inglés) que se establece como norma ambiental voluntaria para la producción de alimentos, bebidas y otros productos. Cabe recordar que la Comisión Europea inició un período de fases piloto de la Huella Ambiental, que comprende un análisis basado en el ciclo de vida para 24 productos, de los cuales 11 son alimentos (productos lácteos; agua embotellada; cerveza; café; pastas; alimento para animales destinados a la producción de alimentos y para mascotas; pescados; carne bovina, porcina y ovina; aceite de oliva; y vinos). Se espera que para el 2020 la PEF sea aprobada por la Comisión Europea y se constituya en norma ambiental vinculante (ya no voluntaria).
En el taller se remarcó la importancia del trabajo en conjunto con cámaras empresariales y organismos públicos en el cuidado del medio ambiente y el desarrollo del capital natural con una agenda proactiva que potencie y promueva la competitividad de los alimentos producidos en el país.