Las buenas condiciones climáticas que se presentaron durante los meses de
mayor actividad de siembra, permitieron incorporar 720.000 hectáreas entre las
regiones NOA y NEA, un 28 % superior a la campaña 2016/17.
Sin embargo, el crecimiento y desarrollo del trigo se vio afectado durante sus etapas más críticas de espigazón y llenado de grano debido a la falta de agua y a las heladas tardías que impactaron sobre el potencial de rendimiento de los lotes más expuestos.
En consecuencia, los primeros lotes que se recolectaron sobre el NOA se
ubicaron por debajo de las expectativas relevadas al inicio de la campaña, con
productividades entre los 9 qq/Ha y 12 qq/Ha, y rindes esperados promedios que
registrarían una merma del 2 % en comparación al promedio de las ultimas cinco
campañas. Situación similar está ocurriendo en el centro del Chaco y Santiago
del Estero (región NEA) con los primeros lotes recolectados, aunque las
expectativas de rendimiento para aquellos que se encuentran en madurez
fisiológica próximos a ser cosechados son más alentadoras.
Si las condiciones climáticas de las próximas semanas acompañan con buena humedad y amplitud térmica, el llenado de grano permitirá lograr productividades que superen en un 23 % al promedio 2012/13 - 2016/17.
Mientras que la cosecha de trigo avanza sobre el 3,5% de las 5.450.000 hectáreas implantadas para el presente ciclo, gran parte del cereal sembrado en las regiones del centro del país continúa transitando etapas de llenado de grano.
El centro-norte de Santa Fe y el Sur de Córdoba son las regiones que mejores expectativas de rendimiento presentan en lotes que se encuentran entre espigazón y grano pastoso, pudiendo superar a las productividades de las ultimas cinco campañas en un 27% y 20 %, respectivamente.
A nivel nacional, el rinde promedio del trigo en las últimas cinco campañas se ubicó en 30,1 quintales por hectárea. Para el ciclo 2017/2018 el rinde promedio subiría un cinco por ciento.
En base al último informe de Estado y Condición de Cultivos de la Bolsa de Cereales, el 90 % de los lotes de trigo presentan una condición buena a excelente en el Núcleo Norte y del 75 % en el Núcleo Sur, impulsado por la buena oferta hídrica que oscila entre adecuada y óptima.
La gran incertidumbre de la campaña triguera la protagonizan las provincias de Buenos Aires y La Pampa, regiones afectadas por las inundaciones acumuladas durante gran parte de la ventana óptima de siembra y del desarrollo de los primeros estados fenológicos. Los excesos hídricos no sólo dejaron superficie sin sembrar, sino que también provocaron pérdidas de área en lotes emergidos que podrían superar las 80.000 hectáreas.
De todas maneras, entre ambas provincias ya hay más de 600.000 hectáreas de trigo espigadas que presentan buen estado con expectativas de rendimiento que podría registrar un incremento entre el 2 % y 10 % si lo comparamos con las campañas previas. En los próximos días y durante todo el mes de noviembre los núcleos trigueros comenzarán a llenar grano y definir rendimiento, con la oportunidad de compensar las pérdidas de área en ambientes bajos y lograr una mejor productividad regional. Si las condiciones climáticas y los rendimientos recolectados lo permiten, alcanzaremos una producción de 17.000.000 toneladas, un 1,2 % superior a la campaña 2016/17.
El autor es coordinador del Panorama Agrícola Semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires