Un adecuado control permite proteger nuestros cultivos, optimizando el uso de las tierras agrícolas al obtener mejores rendimientos. Sin embargo, nunca lograremos un correcto control si no se realiza un adecuado monitoreo.
Para proteger correctamente a un cultivo, es necesario que se tenga conocimiento del desarrollo del mismo así como de las plagas que pueden afectarlo ya que a través de la interacción de ambas variables pueden encontrarse momentos críticos de monitoreo. En general los momentos críticos donde mayormente incide el daño ocasionado por una plaga es en los momentos de definición de rendimiento, este momento varía de acuerdo a cada cultivo. Generalmente los períodos críticos se relacionan con el momento de floración que terminarán generando los órganos de cosecha. Asimismo es importante también controlar la época cercana a la cosecha ya que existen ciertas plagas que pueden afectar la calidad del producto cosechado. Como por ejemplo las chinches en soja. Siempre es importante conocer el "Período de carencia" de los productos que utilicemos, el cual determina el período mínimo de tiempo que debe transcurrir entre la última aplicación de un producto fitosanitario y la cosecha del cultivo. Si bien es importante monitorear el cultivo durante toda su etapa de crecimiento, al menos una vez por semana, se deberá intensificar el mismo en estos momentos o así también aumentar su frecuencia semanal (2 a 3 días por semana) en momentos de altas temperaturas donde el desarrollo de las plagas tiende a acelerarse.
Al encontrarse en el lote es importante que la persona encargada de la tarea se encuentre capacitada en cuanto al reconocimiento de las plagas y enemigos naturales a monitorear. Es importante tener cierto conocimiento previo de lo que se quiere monitorear teniendo en cuenta el estado en el cual se encuentra nuestro cultivo y las plagas que podrían estar afectándolo. Esto determinara la forma de monitoreo ya que las plagas difieren en su distribución en el cultivo así como en los lugares donde se encuentran. Por ejemplo si el objetivo es monitorear chinches en soja su distribución será a lo largo de todo el lote por lo cual habrá que seleccionar al azar diferentes sitios de monitoreo dentro del mismo, algo similar ocurre con las orugas defoliadoras. Por el contrario si se desea monitorear trips o arañuelas, estos suelen tener una menor movilidad y ubicarse en zonas bajas o cercanas a montes, por lo cual se deberá comenzar por los bordes de los lotes a fin de lograr identificar los focos de ataque. En todos los casos se recomienda seleccionar los sitios de monitoreo completamente al azar intentando generar un muestra significativa de acuerdo a la extensión del lote, a modo de orientación se recomienda una estación de muestreo cada 10 a 15 has.
Otra cuestión a tener en cuenta es la distribución de la plaga dentro de la planta, existen plagas como las orugas cortadoras, que atacan el cultivo durante su establecimiento, que se ubican en las zonas más bajas de la planta y pueden encontrarse generalmente en el suelo, mientras que por ejemplo la oviposición de orugas defoliadoras en general se realiza en el envés de las hojas. Al momento de realizar el monitoreo es necesario controlar tanto, tallos, frutos, zonas de inserción de las ramificaciones y hojas, tanto en el envés como en el frente.
El monitoreador deberá contar con un paño de color claro (el cual permite que al golpear las plantas contra este puedan visualizarse los individuos que se desprenden de ellas), lupa y un anotador a fin de poder llevar un registro de la cantidad y tipo de individuos que se encuentren. De acuerdo a estos registros podrán determinarse los "Umbrales de Acción" (UDA) y tomar la decisión (teniendo en cuenta la plaga y momento del cultivo) de realizar o no un control, ya sea con la aplicación de productos fitosanitarios, liberación de enemigos naturales u otras formas de manejo. Estos umbrales pueden encontrarse en la bibliografía para diferentes tipos de plagas y cultivos. Asimismo se determina también el "Umbral de Daño Económico"(UDE). El cual establece la densidad de la plaga a la cual la reducción del ingreso económico o pérdida debido al daño ocasionado por la plaga se iguala al costo de controlarla. Cuando el costo de realizar el control sea mayor al daño ocasionado por la plaga la decisión más sensata será no realizar ningún control pero continuar realizando monitoreos para controlar el crecimiento y desarrollo de la plaga dentro del cultivo. En los casos en los cuales la densidad de la plaga pueda generar daños que ocasionen pérdidas que superen o igualen el costo del control, se recomienda realizar el mismo a fin de disminuir esas pérdidas.
Realizar un monitoreo frecuente y correcto permitirá controlar el crecimiento de las plagas presentes en nuestro cultivo. El monitoreo permite estimar la abundancia y distribución de las plagas presentes así como de los enemigos naturales. Entender e interpretar cuáles son las plagas que están afectando a nuestro cultivo nos ayudará a tomar las decisiones correctas en cuanto a cuándo y de qué manera protegerlo.