La apertura del Coloquio de IDEA, que empezó ayer, dejó en evidencia qué es lo que estos ejecutivos de balances heterogéneos, algunos de sectores que no han superado todavía la recesión, esperan por ahora del macrismo: para todos ellos, la gobernadora representa la encarnación de la pelea contra el viejo aparato político, eufemismo que en la nomenclatura empresarial incluye el poder de los sindicatos.
Es cierto que Vidal también necesitaba volver a esta ciudad por múltiples
razones. Primero, por campaña: Mar del Plata es, después de La Matanza, el
distrito más numeroso de la provincia de Buenos Aires. Es la segunda vez que la
visita en una semana. Y si bien Cambiemos obtuvo buenos resultados en las
primarias, aquí se registró una de las menores asistencias a las urnas en las
PASO de agosto. Es una de las conclusiones que dejó el mapeo postelectoral de
los equipos de campaña bonaerense, que concluyen que las legislativas podrían
sumar 600.000 nuevos votantes, la mayoría de los cuales más afines a Cambiemos
que al PJ o el kirchnerismo.
El otro motivo es económico: esta ciudad sigue siendo una de las más golpeadas por el desempleo y la caída de la actividad. Son reclamos que la gobernadora escuchará probablemente mañana, en una reunión con operadores turísticos.
Pero la mayoría de los empresarios que volvieron a ovacionarla han apostado por un horizonte más largo. "Yo sé que hay sectores que todavía no están bien -decía en el lobby del hotel Sheraton Carlos Blaquier (h.), dueño de Ledesma-. Pero estoy convencido de que este gobierno está haciendo las cosas bien y tenemos que apoyarlo. A mí por ahí me puede tocar perder si cae el precio del azúcar o la demanda de papel. Pero las cosas se están haciendo y, tarde o temprano, va a dar buenos resultados". Blaquier volvió a IDEA después de más de 20 años. Su locuacidad explicaba anoche por sí solo ese regreso: "Yo acá tengo la tranquilidad de que, si digo lo que pienso, no me van a pegar. Las economías regionales no están bien, pero yo se lo digo permanentemente al ministro [Francisco] Cabrera y no lo toma mal. Los empresarios somos un sector particular: a pesar del poder que en apariencia tenemos, somos un sector débil: con tres o cuatro medidas te destrozan".
Cambio de época
Estos contrastes vienen con los cambios de época. Mientras los coloquios kirchneristas mostraban a empresarios resignando el largo plazo y procurando maximizar beneficios presentes, ahora parece ser exactamente al revés. Menos por cuestiones morales que porque, tal vez, el objetivo al que se apunta resulta esta vez más ambicioso y duradero: que Macri logre atenuar las arbitrariedades sindicales.
Por ahora son presunciones. Pero empezaron a cobrar forma con la detención de Juan Pablo "Pata" Medina, líder de la seccional La Plata de la Uocra. Los empresarios de la construcción le acercaron en su momento al gobierno de Vidal números difíciles de rebatir: el "sobrecosto «Pata» Medina", que consistía en aceptar proveedores suministrados por la Uocra y ocho empleados designados por el gremio por cada diez que contrataba la empresa, estaba calculado en el sector en un 40 por ciento.
La novedad es que la embestida de Vidal, que denunció los hechos en la Justicia, no fue rechazada por otros dirigentes sindicales. Todo lo contrario. Horas después de la detención de Medina, en el gobierno bonaerense empezaron a recibir noticias alentadoras desde los obradores: los delegados de base les informaban que las obras seguían como si nada.
Y Antonio Caló, uno de los dirigentes presentes en el Coloquio, fue anoche bastante más explícito. "Los secretarios generales tenemos que estar todos derechos: si alguno se manda una macana, que se haga cargo", dijo el jefe de la UOM. ¿No tiene miedo de que el Gobierno vaya por el sindicalismo?, le preguntó la nacion. "No hay motivo, el sindicalismo va a acompañar. Además, ¿qué es el poder sindical? ¿Defender a los trabajadores? Hablá con las pymes del interior, esas que tienen 15 empleados a los que les pagan como peones. Para bajar el costo laboral hay que invertir en tecnología, que es lo que no se hace. Es fácil decir que hay que bajar el costo laboral con los trabajadores".
El planteo da en el centro de la discusión con los empresarios. Un proceso que no empezó y cuyos términos dependerán no sólo de la gestión de Macri, sino de condiciones universales. "La robotización es un hecho -razonó Miguel Acevedo, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), otro de los debutantes aquí-. No podés parar a Uber aunque quieras".
Hay que interpretar los aplausos a Vidal según ese anhelo empresarial: acotar las extravagancias del presente, porque el futuro es incierto. Lo que les toca a ellos tampoco es sencillo, y el reverso de esa trama: si no son eficientes, no habrá Estado que los socorra.