En un contexto de importante reducción de la disponibilidad forrajera por los excesos hídricos en varias zonas de la provincia de Buenos Aires, especialistas del INTA Cuenca del Salado brindaron, en un informe para LA NACION, recomendaciones sobre cómo encarar la etapa crítica de pariciones.
Con las últimas lluvias, sobre un suelo saturado de agua y napas cercanas a
la superficie, casi el 24% de la cuenca del Salado está anegada o inundada.
Para Esteban Melani, técnico del INTA Cuenca del Salado, el productor está "en un momento bastante crítico, porque a partir de la parición la vaca necesita alimentos en forma, en cantidad y en calidad". En ese sentido, explicó: "La inundación achica en forma drástica la disponibilidad forrajera, entonces hay que usar lo que tenemos de la manera más eficiente".
La primera medida es un buen diagnóstico que evalúe el grado de anegamiento de los potreros e instalaciones, detecte lugares altos para dormideros y refugios, analice el estado del forraje y cuantifique la superficie utilizable y el estado corporal del rodeo.
A fin de administrar las pasturas, recomendó evitar el ingreso de los animales a potreros que estén totalmente afectados y permitirles acceder a los que presenten posibilidad de pastoreo. Con cuatro a cinco horas diarias cubrirían sus requerimientos básicos de forraje.
En tanto, para evitar el excesivo pisoteo y el deterioro innecesario, en los potreros con anegamiento variable deben clausurarse las zonas donde hay mucha agua. A los altos, sin encharcamiento, es conveniente subdividirlos para un uso eficiente del forraje disponible.
Según el reporte, para el manejo del rodeo no es posible dar recomendaciones generales para toda la cuenca, ya que la situación hídrica es variable. Antes de cualquier decisión deben evaluarse la gravedad de la inundación, su posible duración y la posición del campo en el relieve general.
Los rodeos de vaquillonas de primera parición deberían asignarse a los potreros con mayor disponibilidad de forraje, que tienen altos requerimientos por encontrarse en crecimiento y con cría al pie o próximas a tenerlas.
Hay que considerar también la posibilidad de realizar un destete precoz y prever el destino de esos terneros, según el informe.
Si fuera necesario reducir la carga del establecimiento, se sugiere comenzar con terneros, novillos o vaquillonas y al final las vacas de cría que están pariendo. Si éstas se mantienen, hacerlo en potreros altos y secos para que se alimenten en encharcados mientras los terneros esperan en lo seco del campo.
Sanidad y alimentación
El informe del INTA también recomienda cuidar la sanidad y la alimentación de los toros, que son menos rústicos que las vacas y representan la mitad del negocio en el próximo servicio.
En los establecimientos sin forraje para cubrir los requerimientos hay que suplementar priorizando las categorías más críticas y alimentos con alta concentración de proteína, energía y materia seca, como granos y subproductos, por sobre rollos de pasturas o rastrojos, que son de bajo valor nutritivo y resultan de alto costo en relación con su aporte.
Para evitar trastornos digestivos, se recomienda comenzar gradualmente, ya que los vacunos necesitan dos o tres semanas para adaptarse al cambio de alimento.
Existen problemas sanitarios asociados en forma directa al exceso hídrico, que se suman a otros surgidos de la concentración de los animales y a la falta de disponibilidad forrajera y al deterioro general del estado corporal.
Se aconseja prevenir la leptospirosis -los abortos y muertes por ésta se incrementan en períodos de anegamiento- mediante vacunas que se aplican a los cuatro meses de edad, con una segunda dosis a los 30 días de la primera y la revacunación anual.
El informe alerta, además, sobre el diagnóstico de hipomagnesemia, ligada a días nublados y al consumo de rebrotes tiernos. Para prevenir las pérdidas de vientres en buen estado corporal, se recomienda suplementar con sales de magnesio junto con el suministro de forraje seco y de buena calidad y con granos o balanceados en bajas cantidades.
En los casos de diarrea neonatal y coccidiosis hay que tratar con antibióticos según la recomendación profesional.