Asomando sobre los suelos de las distintas regiones productivas de la Argentina hay un problema que genera cada día un mayor dolor de cabeza a los productores argentinos: el de las malezas resistentes. Lo que pocos ven es que por ese mismo suelo puede pasar, también, la solución.
Francisco Bedmar es uno de los mayores referentes en malezas del país. Profesor de la Universidad Nacional de Mar del Plata e investigador del INTA, tiene muy en claro cómo funcionan los herbicidas en el suelo y explica que hay que conocerlo a fondo para poder tener una estrategia eficiente de control.
“Se puede crecer mucho en la eficiencia en el uso de herbicidas en la Argentina a partir del conocimiento de lo que sucede en el suelo”, sentencia el especialista.
Mara Pavan también es ingeniera agrónoma, como Bedmar, y conoce mucho sobre herbicidas. Desde su lugar como Gerente de Investigación & Desarrollo de Summit Agro, ha liderado la exploración sobre varios herbicidas que han pegado fuerte en el mercado. El más reciente de ellos es FIERCE, que la compañía japonesa está lanzando por estos días en la Argentina.
Pavan coincide con Bedmar en la importancia de lo que sucede en el suelo con el herbicida. Y está convencida de que el nuevo producto de su empresa marca una verdadera diferencia con respecto a lo que hoy está disponible en el país.
Pero empecemos por el principio: el suelo
Bedmar explica, primero, que hay fenómenos que suceden sobre la superficie y que son importantes, como la fotodescomposición, la volatilización y escurrimiento desde las zonas más altas a las más bajas. Todos esos factores deben ser tenidos en cuenta a la hora de evaluar cómo un producto penetra en la matriz del suelo y queda disponible para su acción herbicida.
Una vez allí -detalla el experto- suceden varios fenómenos que es bueno conocer:
- Las partículas sólidas del suelo (llamadas coloides) retienen una parte del herbicida. Es lo que sucede, por ejemplo, con la materia orgánica o las arcillas;
- En ese lugar también se produce la degradación del producto, por una vía biológica (los microorganismos) o química (la hidrólisis, que es la rotura de las moléculas de los herbicidas por la acción del agua);
- Un tercer fenómeno es el movimiento del herbicida a través de los poros del suelo, impulsado por el agua, lo que se llama lixiviación. Si hay fuertes lluvias, esto puede generar que el producto no quede alojado en los 2 o 3 primeros centímetros del suelo, como debería suceder para ser eficiente, y se hunda a profundidades mayores.
“Todos esos factores actúan sobre la residualidad, que es el período durante el cual el herbicida está activo en el suelo”, alerta Bedmar.
En este sentido, la ingeniera Pavan hace un aporte importante: asegura que el nuevo herbicida lanzado por su compañía queda en el primer centímetro o medio centímetro de suelo, que es, justamente, donde está la mayoría de las semillas de las malezas.
Y la experta da más detalles que vale la pena tener en cuenta. FIERCE tiene como principio activo al Flumioxazin (un PPO), pero le suma el Pyroxasulfone, que pertenece a una familia química nueva (las Isoxazolinas).
Se trata de una gran novedad en el mercado, porque desde los años 90 que no aparecía ninguna familia química nueva con acción residual en el suelo. En ese sentido, los productos que contienen Pyroxasulfone integran lo que la empresa denomina tecnología AXEEV, una nueva dimensión en control de malezas difíciles.
“Con este combo logramos un excelente control de malezas gramíneas y latifoliadas. Las características del producto hacen casi imposible que se lixivie o que se pierda por hidrólisis”, precisa Pavan.
La ingeniera da algunas precisiones más que resultan clave para los sistemas agrícola en siembra directa, que son casi la totalidad de los que hay en la Argentina. “Por sus características, este herbicida no queda retenido en el rastrojo y llega a donde tiene que llegar: el suelo, lo cual lo diferencia de varios parientes cercanos, como el Acetoclor”, indica.
Además, Pavan agrega que el Pyroxasulfone no se ve afectado por la luz, lo cual es muy importante si no llueve rápido después de una aplicación, porque esa demora puede retrasar la necesaria incorporación del producto al suelo. Este fenómeno se llama fotólisis.
Ahora, vale la pena analizar otro punto central: el de la residualidad de los herbicidas. Bedmar sostiene que un mal manejo de la residualidad puede causar efectos graves y no deseados en los cultivos.
Y agrega que “los productos muy residuales ayudan a generar resistencia, porque matan durante mucho tiempo a las malezas más sensibles pero dejan a las más resistentes. Es decir, las seleccionan”.
Allí, Pavan vuelve a coincidir con su colega. Explica que los dos principios activos del nuevo herbicida de Summit Agro tienen una residualidad parecida, lo cual evita que uno siga actuando cuando el otro ya no lo hace y se produzca el problema que describía Bedmar.
En definitiva, como dice este experto, “se sabe muy poco sobre lo que sucede en el suelo. Hay que conocerlo más, porque es fundamental también para una correcta aplicación de los productos”.
Sino, el combate contra el Raigrás, Echinocloa, Eleusine, Rama Negra, los Amaranthus y tantas otras malezas se hará con menos chances de ganar. Y sería una pena, porque para esa pelea la tecnología ya está disponible. Y es muy poderosa.