La Unión Europea (UE) resolvió ayer bajar los aranceles que había aplicado
contra el biodiésel argentino por supuesto dumping.
En 2013, impuso una tasa del 24,6% contra el biocombustible argentino. Ese arancel se agregó al 4,6% que ya había para la importación de cualquier país. En total, la protección había quedado en un nivel de casi 30%, lo cual dejó el biodiésel fuera del mercado. Para la Argentina, las exportaciones a ese destino representaban unos 1,5 millones de toneladas por 1400 a 1500 millones de dólares. Casi el 90% del biocombustible iba a ese mercado, que cubría la mitad de sus necesidades con el producto argentino.
Ayer, la UE bajó los aranceles y los dejó en un nivel de entre 4,5% y 10%,
según las empresas exportadoras. De esta manera, mientras sigue la tasa anterior
del 4,6% para cualquier origen, las compañías argentinas tendrán que afrontar
entre 4,5 y 10%, lo que llevará la protección total a entre 9 y 15%.
En julio pasado, después de que la UE perdió un panel que le inició la Argentina en la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Comité de Prácticas Desleales de ese bloque postergó una decisión donde debía bajar justamente los aranceles. Es decir, la definición de ayer ya estaba en la agenda de Europa con antelación. De todos modos, contra lo previsto, ya que se aguardaba una votación de los países en el Comité de Prácticas Desleales, cuando la Comisión Europea (CE) puso el tema sobre la mesa sus países miembros no emitieron opinión. Esto no significó que apoyaran la medida, sino que al no haberse emitido opinión su órgano directivo quedó habilitado para proceder con la rebaja de aranceles.
"Fue todo distinto de lo previsto hasta anteayer, y al hacer esto la CE quedó habilitada sin que los países [sobre todo los que estaban en contra] asumieran costos en sus propios países con una votación", contó una fuente de la industria sobre cómo se resolvió el tema. Rápidamente, el gobierno argentino calificó de positiva la medida.
"La decisión es muy positiva después del panel de la OMC porque implica una reducción de los derechos de exportación y así el biodiésel argentino se vuelve competitivo nuevamente. Es difícil hacer una estimación de cuánto se puede volver a exportar, porque si bien en 2013 entraron 1500 millones de dólares, hay que ver las condiciones actuales", dijo a LA NACION Horacio Reyser, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería. Remarcó que esto mejora la situación con los Estados Unidos porque, en el tema de fondo, la OMC dijo que el biodiésel argentino no hace dumping. "La Argentina ya le presentó una nota diciendo que está dispuesta a evaluar una solución, aunque se reserva su derecho de ir a la OMC si no se alcanza una solución satisfactoria", sostuvo.
En tanto, el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, destacó que la UE representa "un volumen muy importante" para el producto y agregó: "Esperemos recuperar el volumen que teníamos". También celebraron el regreso la Bolsa de Comercio de Rosario y la Sociedad Rural Argentina.
Desde la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), su presidente, Luis Zubizarreta, dijo que la reapertura es "un alivio" frente al reciente cierre de EE.UU. "Europa es un mercado muy importante y es clave tenerlo abierto", señaló. Todavía en la cámara no tienen una estimación de qué volumen podrían cubrir y señalaron, además, que pese a la rebaja se "mantiene un alto nivel de protección arancelaria en la UE superior al 15% en total"
Según un informe de la consultora Abeceb, si la Argentina exportara los volúmenes de 2011 y 2012 (1,7 y 1,5 millones de toneladas), compensaría la pérdida de Estados Unidos. Pero según explicó, "no es posible aventurar que la Argentina podrá volver a exportar esas cantidades". Esto por el arancel implementado y porque ese bloque cambió su postura respecto de los biocombustibles.
"En 2015, el Parlamento Europeo aprobó una legislación que obliga a una reducción gradual en el uso de agrocombustibles en el transporte, a un máximo permitido de 7% en 2021 y 3,8% de todo el combustible utilizado en 2030. El bloque consideró que el uso de alimentos para la producción de biocombustibles, por su impacto en la deforestación y los cambios que producen en el uso del suelo, acelera el cambio climático", recordó la consultora.
Con la colaboración de Martín Kanenguiser y Josefina Pagani