En base a rindes tendenciales para los principales cultivos y promedio para aquellos con una participación más marginal en los planteos agrícolas, se proyecta una producción total de granos 2017/18 de 127 Mt; un récord histórico, 1% por encima de la campaña pasada y 15% arriba del output obtenido hace apenas dos años atrás.
El optimismo en el clima de negocios para el sector agrícola sigue vigente de cara a la nueva campaña, redundando en un nuevo incremento de las intenciones de siembra para algunos de los principales cultivos, fundamentalmente trigo y maíz. El coto, sin embargo, lo han impuesto los graves excesos hídricos que continúan afectando a buena parte del área agrícola nacional, limitando la suba en la superficie proyectada.
Como la expectativa es mucha, se efectúa una proyección prematura de lo que es posible prever para la próxima temporada. Se proyecta que, a nivel global, el área a sembrar podría ascender a 37,2 millones de hectáreas en la campaña 2017/18, un 1,15% más que en el ciclo precedente. Se destacan la suba del 7% en las implantaciones con maíz, que podría cubrir una superficie récord de 6,3 M ha, y el aumento del orden del 5% en el cultivo de girasol hasta casi 2 M ha gracias, fundamentalmente, a la buena rentabilidad del cultivo en el norte del país. El trigo, por su parte, ha debido conformarse con una suba del 2% a 5,45 M ha -por debajo de lo que el productor hubiese deseado- ante la imposibilidad de avanzar con las labores de implantación en lotes inundados y encharcados.
Del lado opuesto, se destaca la caída, por segundo año consecutivo, del área a sembrar con soja, que podía perder un 2% de su cobertura, sembrándose 18,7 M ha. Los principales factores que determinan este retroceso son el alto nivel de inventarios que aún retiene el productor (se estima que el año comercial 2016/17 dejaría un volumen de stock final récord de 15 millones de toneladas) y la fuerte competencia que despierta el cultivo del maíz, cuyo margen neto ha mejorado notablemente a raíz de los cambios en la política comercial que se implementaron a partir de diciembre de 2015. Por otro lado, las perspectivas de precios en el corto plazo no lucen muy alentadoras a la luz de la merma en el margen de rentabilidad del sector de procesamiento y exportación de oleaginosos que imposibilita mejorar su capacidad de pago.
Caerían, asimismo, un 6% las siembras de cebada (como contracara del aumento en el área cubierta con trigo) y un 2% las de sorgo (debido, nuevamente, al renovado interés en apostar al maíz), hasta 0,9 y 0,8 millones de hectáreas, respectivamente.
Respecto a los rendimientos, se estima una productividad unitaria tendencial con base en la última década para los principales cultivos, como consecuencia de la incorporación de tecnología, la mayor inversión realizada en la actividad y un manejo más cuidado del cultivo. Para los otros granos, de participación más marginal (y volátil) en los planteos productivos argentinos, se toma un promedio de los últimos 5 años.
Como resultado, la producción total de granos se proyecta en 127 millones de toneladas para la campaña 2017/18, el mayor volumen en los anales de la historia argentina. Este tonelaje, además, se encontraría un 1% más que la campaña pasada y un 15% por encima de apenas dos años atrás.
Desgranando el resultado anterior, puede verse que, como consecuencia de la caída en la superficie sembrada, la producción de soja caería a 55 millones de toneladas, el menor volumen en 4 años. Sin embargo, con un stock inicial de 15 Mt, la oferta total aún sería récord con algo más de 70 millones de toneladas.
Lo anterior no evitaría, sin embargo, que caiga la participación de la soja en la producción total de granos, perdiendo en total un 13% en sólo dos campañas. Como contrapartida, entre el ciclo 2015/16 y el 2017/18, el maíz pasaría de representar un 26% de la producción total de granos en Argentina a un 32%, mientras que la relevancia del trigo habría subido del 9% al 13%. El resto de los granos, en tanto, pasarían de representar un 13% a dar cuenta de un 11% del total, debido fundamentalmente a la caída que evidenció la cebada.
La mayor participación de los cereales en la producción argentina de granos presentará más de un desafío a la logística del comercio tanto para su transporte, manejo, almacenaje y embarque. Si bien son varios los anuncios de empresas privadas y del sector público que buscan dar respuesta a esta necesidad, se espera que esto no sea una limitante para potenciar la provisión de alimentos de Argentina al mundo.
Para cerrar, basta recalcar que las presentes son proyecciones preliminares en base a las tendencias que se pueden observar actualmente. El 13 de septiembre GEA dará a conocer su primera estimación de área sembrada con maíz en base a encuestas. Aún resta un largo camino antes de poder dar precisiones sobre los números que dejará la campaña 2017/18 ya que, por un lado, algunos de los granos no han siquiera comenzado a sembrarse y, por el otro, en esta fábrica a cielo abierto que es la producción primaria, la última palabra la tendrá el clima.