Tras los fuertes aranceles que aplicó Estados Unidos contra el biodiésel argentino, con un rango de entre 50,29 y 64,17% y un promedio de 57,01%, a la industria local se le abrió un incierto panorama sobre su futuro.
Nacida tras la ley 26.093 de promoción de los biocombustibles, en 2006, en diez años realizó inversiones por US$ 2000 millones para llegar a una capacidad instalada de 4,5 millones de toneladas. El año pasado colocó en el mercado interno algo más de un millón de toneladas, mientras que exportó 1,5 millones de toneladas, el 90% a Estados Unidos. Hoy funcionan 35 plantas en el país, ocho exportadoras (entre ellas multinacionales como Cargill y Dreyfus, y locales como Vicentín y AGD). Las exportadoras están sobre la zona portuaria del Gran Rosario.
El sector ocupa de manera directa e indirecta a 6000 personas, en riesgo,
según consideró ayer el ministro de la Producción de Santa Fe, Luis Contigiani.
Por su parte, Luis Zubizarreta, presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), evaluó que el sector queda con plantas paradas y "no sólo se complica la mano de obra, sino también una cadena económica muy importante como la de la soja".
En este contexto, la industria afronta varias encrucijadas. Entre ellas,
buscar un arreglo en Estados Unidos para convenir volúmenes de exportación y
precios, pedir al Gobierno que aquí se amplíe la mezcla del 10% con el gasoil o
exportar excedentes de aceite de soja que no se harán biodiésel, a riesgo de
bajas de precio para el sector, incluso al mismo productor de soja. "Esperemos
que el sector privado local presente una propuesta unificada para ponerse de
acuerdo con el sector privado de allá", dijo una fuente oficial, que no obstante
le puso suspenso a esa opción. "La probabilidad de lograr un acuerdo privado es
baja. Creemos que vamos a terminar en la Organización Mundial de Comercio (OMC)
en un reclamo contra los EE.UU. en 2018", agregó.
Otra fuente oficial no descartó una mejora en el corte, pero le restó chances a una suba importante. "El mercado interno consume un millón de toneladas y para compensar la pérdida de EE.UU. habría que llevar el corte al 20%", señaló.
Según Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, si bien no habría una gran demanda en el corto plazo, el corte debería elevarse "inmediatamente" al 12% y establecer un 20% para segmentos como transporte de cargas, pasajeros y agro. "Sin embargo, el Ministerio de Energía no ha respondido positivamente hasta el momento", apuntó. Para Molina, el mercado interno no está en condiciones de absorber lo exportado a EE.UU. La demorada reapertura de Europa, a la que la Argentina le ganó un panel en la OMC por un conflicto similar, podría deparar algunas noticias positivas recién en el último bimestre. Sobre esto, Nelson Illescas, director de la Fundación INAI, remarcó que la reapertura de Europa sería "la alternativa más importante".
Por lo pronto, Juan Manuel Garzón, economista del Ieral, explicó que a corto plazo el escenario esperado es de "ajuste de producción y de caída de exportaciones". Y afirmó: "Serviría negociar cupos con la Unión Europea y EE.UU. de 200.000/300.000 toneladas en determinadas condiciones, aunque depende de la buena voluntad de ellos".
Con la colaboración de Francisco Jueguen