Triunfó en 10 provincias, 4 de ellas grandes y en 2 por paliza. En 13
provincias, hizo una mejor elección que en el pasado y en todas ellas ocupa el
segundo lugar, con expectativas, por ejemplo en Santa Fe, de ganar en Octubre.
Finalmente, hay un empate técnico para el Senado de la Provincia de Buenos
Aires, aunque -en Diputados- Ocaña triunfa por un par de puntos.
Sin dar un cheque en blanco, el electorado acepta el modelo de Cambiemos e
inclusive reprueba los discursos catastróficos en materia económica. Los
ejemplos de Lavagna (“esto termina mal”) y Massa son los más claros. Podría
decirse que, en buena parte, la paliza que sufrió el Gobernador de Córdoba,
tiene bastante que ver con su inesperada confrontación con el macrismo.
El kirchnerismo pecha fuerte en un distrito y gracias a una sola persona. Por
supuesto, que ganó en Formosa y, por ahora, va primero con Rossi (que triunfa en
su primaria) en Santa Fe. Pero el caudal electoral K no supera el 21% en todo el
país (15 puntos menos que Cambiemos).
Se pinchó la Liga de Gobernadores Peronistas, básicamente por la derrota de
Schiaretti. Por ahora, se refuerza la posición de los Urtubey en cualquier
acuerdo de gobernabilidad con el macrismo, posterior a las elecciones de
Octubre.
La estrategia de la Liga, es decir aislar cada provincia de la elección
nacional y ratificar los liderazgos peronistas en los territorios, no dio
resultado en buena parte de los casos. La Liga no hizo nada ni por Massa, que
sacó apenas el 15,5%, ni por Randazzo, que no llegó al 6%. Sumados el Peronismo
nacional y el 1País, apenas superan en 4 puntos porcentuales a la masa
kirchnerista. Repetimos: no tienen un líder nacional, ni una estrategia
electoral que los transforme en opción de poder, camino a 2019.
Puede decirse que hay dos modelos político-económicos en disputa, con dos
líderes fuertes como Macri y CFK (reúnen el 56% de los votos nacionales) y un
cuarto del electorado filo-peronista, que termina dominado (hoy, no se sabe en
octubre) por modelos territoriales más propensos a negociar con el oficialismo
nacional que a enfrentarlo con dureza.
La caída del socialismo en Santa Fe y la magra performance de Lousteau en la
CABA, completan un sistema político, con sólo dos opciones, que propicia el
modelo de polarización adjudicado a Durán Barba.
Habiendo demostrado Cambiemos, que es una poderosa maquinaria electoral,
(ahora nacional), tiene que convencer de que es capaz de introducir más mejoras
económicas, para consolidar su capacidad de encarar reformas profundas (desde
Octubre), como las que requieren la relación fiscal Nación-Provincias, el
régimen laboral y los sistemas tributario y previsional.
¿Y la economía?
Sin una reactivación, mezquina y dispar, pero reactivación al fin, Durán
Barba no hubiera podido hace magia. Ahora corresponde tranquilizar los mercados
y lograr una inflación mensual del 1%, en el menor plazo posible. Desde
Diciembre en adelante, aún con minoría en ambas Cámaras, el macrismo tendrá la
oportunidad de demostrar cuánto CAMBIO quiere para el país y qué sacrificios
políticos está dispuesto a hacer (en una negociación con el PJ sensato y el
massismo), para lograr una agenda de gobernabilidad que asegure el casi
imposible regreso de CFK, en 2019.
Los mercados ya están mejorando (las Acciones en Nueva York y los Títulos
Públicos están en suba). Seguramente, la presión sobre el Dólar se tranquilizará
y el Banco Central logrará renovar los M$ 535.000 (LEBACs) que vencen el 15-A, o
sea mañana.
El Capitán Frío ha sido bendecido por el resultado electoral. No le debería
temblar el pulso para absorber toda liquidez excedente y lograr, a partir de
mañana, un Tipo de Cambio estable y previsible, acompañado de una política
monetaria consistente con el objetivo anti-inflacionario: lograr una suba
interanual de los precios inferior al 20-21%. La Tasa de referencia, que
probablemente suba mañana, debería descender rápidamente a partir de Setiembre,
hasta converger con el objetivo de inflación ya mencionado.
Corresponde destacar la importancia de conseguir una inflación núcleo del 1%
mensual antes de Octubre, manteniendo al Dólar fuera de la tapa de los diarios.
Sólo así la reactivación alcanzará su punto óptimo, de la mano de una mejora en
los salarios reales y las jubilaciones. Si bien el consumo todavía está en deuda
con la reactivación productiva, uno debería entender que la clase media ha
vuelto a ahorrar (para comprar inmuebles con créditos hipotecarios), cambiando
sus expectativas de vivir al día (consumismo populista) por el deseo superador:
dejarle un futuro de propietarios a sus hijos.
En síntesis, el electorado del país decidió apoyar, con reservas, un modelo
político-económico que, además de saber ganar elecciones, ha logrado poner a la
economía en un movimiento razonable. El principal contrincante, el kirchnerismo,
tiene un futuro bastante acotado como modelo alternativo. Cambiar el balance de
poder en el neo-peronismo (incluido el massismo), depende casi exclusivamente de
dos cosas: -mantener la reactivación, con una inflación en baja y -proponer un
conjunto viable de reformas económicas, que le den sustentabilidad al Gobierno
nacional y mejor calidad de vida a los argentinos.
Por Lic. Jorge Ingaramo
Fuente: Años de Campo