La Dirección de Flora y Fauna de la provincia de Buenos Aires tomó la decisión de reconocer en Carmen de Patagones al jabalí como una plaga que ocasiona daños y autorizar a que lo cacen, por lo menos, durante lo que resta de este año.
Según publica hoy el diario La Nación, la lucha contra este animal en el distrito austral de la provincia lleva 15 años y ha ocasionado severos gastos y pérdidas a la población.
Con los años el jabalí cambió su hábito y para evitar ser atrapado se alimenta de noche, por lo que resulta difícil atraparlo. Se estima que hay unos 30.000 y que generan un daño estimado de u$s 200 anuales por ejemplar, según un informe del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
Ese escenario llevó al gobierno provincial a autorizar su caza en este
distrito, que hasta el momento estaba prohibida o limitada a cotos. Según
publica el matutino, la disposición provincial N°54, firmada el 26 de junio,
habilita que 31 personas puedan cazar jabalíes en 33 establecimientos agrícolas
o ganaderos de la ciudad.
En tanto, desde municipalidad planean ampliar el listado rápidamente porque el partido suma 900 productores distribuidos en una superficie de 1,3 millón de hectáreas. Además, se evalúa extender la medida a Dolores y Tapalqué.
La subdirectora de Fauna bonaerense, Mónica Rodríguez, explicó al diario que estos animales pisotean la cosecha, levantan la siembra, rompen mangueras de agua, contaminan bebederos, vacían comederos, rompen bolsas de granos, se comen ovejas y terneros, y provocan accidentes en las rutas, por lo que resultan dañinos para la producción agropecuaria.
La autorización provincial es hasta el 31 de diciembre y para extender el permiso habrá que evaluar si el jabalí sigue siendo plaga. Mientras tanto, la modalidad de caza es un punto importante de debate ya que lo habitual es hacerlo con una jauría.
Según la publicación, se usan "entre 4 y 6 perros (generalmente una cruza de galgo con dogo) para olfatear el rastro hasta ubicar el jabalí y morderlo durante el tiempo necesario que le demanda al cazador llegar hasta el lugar y matar al animal de un disparo o de un cuchillazo".
En este sentido, el problema argumentan es que en esa pelea previa, hay perros que pueden terminar lastimados por los colmillos del jabalí o, incluso, muertos.