De acuerdo a un análisis del economista Marcos Hilding Ohlsson,investigador de la Fundación Libertad y Progreso, la verdadera culpa de los altos precios de los alimentos en las góndolas se debe más a la excesiva carga fiscal que a las rentas de los supermercados.
"La realidad es que los precios son muy caros en Argentina por la excesiva carga fiscal. La comida que se paga en las góndolas tiene 42% de impuestos, lo que incluye el IVA, Ingresos Brutos, tasas municipales, y todos los otros impuestos que afectan directamente al producto. Los impuestos sobre la energía, sobre la nafta, los impuestos al trabajo, el impuesto al cheque y los impuestos a la importación, sumado a los impuestos a las propiedades y los impuestos a las Ganancias. Los impuestos los termina pagando el consumidor", destacó Hilding Ohlsson.
De acuerdo al economista, hay análisis sobre alimentos en particular que afirman que a los que los cosechan les pagan muy poco y sus precios en las góndolas se multiplican varias veces, dejando toda la ganancia en los súper. "Pero lo que no se tiene en cuenta es que para que los productos lleguen a las góndolas tienen un costo alto de traslado. Hay que pagar la logística, los empleados, más cargas e impuestos; pero además el costos de los locales y otros costos alrededor de tener un local a la calle. Uno se pregunta, ¿si se saca un margen tan grande por los alimentos porque no aparecen nuevos supermercados?", señaló Hilding Ohlsson.
"Ahí viene la segundo punto, que se refiere a los que los políticos repiten sobre que los supermercados están muy concentrados y que son monopolios. Un trabajo de la consultora de ABECED sobre los supermercados en Argentina muestra otra cosa. En primer lugar, demuestra que solamente un 38% de las compras minoristas se hacen en supermercados, mucho menos que otros países como Chile, Brasil (65%), México y Colombia (50%). Por lo tanto, hay más competencia, ya que los argentinos compran más en los almacenes, los mercados, las verdulerias o carnicerías. Por otro lado, una forma de analizar la concentración es observar qué porcentaje del total de las ventas de los supermercados se venden de los primeros tres supermercados. Mientras que en Argentina este porcentaje es poco menos del 60%, en Chile y Perú superan el 80%, Mexico es 75%, y Colombia supera el 60%. Es decir, el de los súper es un mercado menos concentrado que en otros países", explicó Hilding Ohlsson.
De acuerdo al economista, el tercer mito, es que los supermercados argentinos tienen ganancias o rentabilidad extraordinaria. Pero según datos de la misma consultora ABECED, la rentabilidad operativa de los supermercados en el mundo es en promedio 3,1%, en los mercados emergentes del 3,7%, en Argentina del 2,7%. "Si realmente hubiese una ganancia enorme, ¿por qué no aparecen nuevos supermercados?Si muchos de los mismos supermercados operan en distintos países, ¿por qué suben más los precios en Argentina que en otros países? O para decirlo de otra manera, ¿por qué los mismos supermercados suben más los precios en una época que en otra? ¿Son los supermercadistas malos que necesitan control y en otros países se transforman mágicamente en buenos?", se preguntó el investigador.
"Los precios de los alimentos en Argentina son muy caros y siguen subiendo. Esto afecta a toda la población, pero impacta más en los que menos tienen y más en los que no tienen empleos formales. Ante esta situación, algunos políticos salen a buscar responsables y respuestas fáciles de solucionarlo. Siempre es fácil apuntar a los empresarios y a los supermercados en particular. Está claro que el problema de precios en Argentina viene por la inflación y por los altos impuestos. La única forma de bajar precios, o que dejen de subir, es bajar la inflación, o sea la emisión, y bajar impuestos. Para eso, hay que bajar el gasto público. La única forma de que un supermercado bajé sus precios es si aparecen otros que quieren vender productos más baratos, con más competencia", señaló Hilding Ohlsson.
"Ya se han intentado controlar precios de alimentos muchas veces y nunca funcionó, no funcionó con el gobierno kirchnerista, no funcionará con el Gobierno actual, no funcionó nunca en Argentina o en cualquier lugar del mundo. Es más fácil echarle la culpa a los supermercados, pero si queremos que haya más y mejores productos, a mejor precios, hay que bajar regulaciones, bajar impuestos, reducir costos excesivos, para que haya más competencia. No sirve de nada buscar chivos espiratorios ni soluciones mágicas", finalizó el economista.
Fuente: Libertad y Progreso