La compañía aceitera Renova, que pertenece en partes iguales a las empresas agroindustriales Vicentín y Oleaginosa Moreno Hermanos, perteneciente a la multinacional Glencore, obtuvo el respaldo de distintas corporaciones financieras globales, que le confirmaron que le otorgarán un paquete de financiamiento por un monto total de u$s 410 millones.
El financiamiento estará destinado para el desarrollo y la expansión de la que se levanta como la mayor planta de molienda de soja del mundo, ubicada en la localidad de Timbúes, cerca de la ciudad de Rosario, sobre el Río Coronda. El proyecto, que prevé una inversión total de u$s 434 millones, expandirá la capacidad de molienda de la planta de 20.000 toneladas diarias a 30.000 toneladas al día, e incrementará la capacidad de carga y de almacenamiento de granos.
Según destacó en un comunicado la compañía, el proyecto también incluye la construcción de una terminal portuaria de barcazas. "De esta forma, Renova contribuirá a la seguridad alimentaria y promoverá el empleo en la industria y el comercio exterior a través de la exportación de harina y aceite de soja. Una vez completado el financiamiento, se habrá contribuido a sumar 300 empleos de calidad y beneficiado a 8500 agricultores", sostuvo la compañía.
Las corporaciones que aportarán el financiamiento son la Corporación
Interamericana de Inversiones (CII), la Corporación Financiera Internacional (IFC,
por sus siglas en inglés) y el Coöperatieve Rabobank U.A, a lo que hay que
agregar otros siete bancos internacionales. (Rabobank). El paquete se distribuye
en u$s 75 millones que aportará el IFC, otros u$s 75 millones del Rabobank, y
los restantes u$s 260 millones de las otras instituciones financieras y bancos
comerciales como la CII, el Banco Santander, el ICBC e Itaú, además del ING,
Natixis, ABN e ING.
Si bien no se informaron condiciones y plazos, según Sergio Gancberg, Presidente de Renova, el compromiso de la IFC y Rabobank "ha sido clave para movilizar fondos adicionales de otros bancos comerciales y de desarrollo, a plazos más largos de lo que actualmente está disponible en el país", afirmó.
En tanto, David Tinel, Gerente de la IFC para Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay sostuvo que "esta inversión es parte del compromiso de la IFC de apoyar un sector vibrante de agronegocios en la Argentina, que es un factor clave para el crecimiento económico y social". Y agregó que "también mejorará la infraestructura portuaria, un motor esencial para mejorar la logística y la competitividad en la cadena de suministro de semillas oleaginosas y granos".
No es la primera vez que Rabobank y la CFI financian emprendimientos y compañías locales. En el primer caso, está activo en el país desde 1993, con una cartera de más de u$s 1300 millones, mientras que CFI movilizó inversiones en el sector por u$s 1000 millones, en los últimos 25 años.
Renova, por su parte, fue fundada en 2006, como un proyecto de desarrollo agroindustrial que comenzó con una planta de biodiésel en la ciudad de San Lorenzo. Hoy la compañía produce harina, aceite, lecitina y cáscara en su planta de Timbúes, como así también biodiésel y glicerina refinada en San Lorenzo.
En el último año, tras las medidas anunciadas por el gobierno nacional de quita de retenciones (o rebaja en el caso de la soja), la compañía puso en marcha un plan de desarrollo y solicitó ayuda crediticia al CFI en abril de este año, argumentando que tenía la necesidad de obtener fondos para expandir su capacidad de procesamiento de granos, de las 115.000 toneladas actuales a las 250.000, además de modernizar y reestructurar sus áreas de recepción de granos y levantar una nueva línea de procesamiento de soja.
El año pasado ya había anunciado una inversión de u$s 150 millones para levantar un nuevo puerto, con planta de almacenaje de granos, junto al complejo cerealero, y destinado a la operación de carga de granos (junto al que opera aceite y harinas).