Industrias y organizaciones del agro a nivel internacional coincidieron en que es necesario seguir actuando frente al cambio climático. Tras la decisión del presidente norteamericano, Donald Trump, de retirar a Estados Unidos de los compromisos internacionales para reducir la emisión de gases de efecto invernadero destacaron la necesidad de mantener las metas del tratado.

"En Monsanto pensamos que la agricultura tiene un rol único en la mitigación de las emisiones de dióxido de carbono y el combate del cambio climático", dijo Jesús Madrazo, vicepresidente de Compromiso Corporativo de la empresa en respuesta a una consulta de LA NACION.

La compañía norteamericana especializada en biotecnología, agroquímicos y servicios para la agricultura fue una de las que suscribió el compromiso por la COP22 realizada en Marruecos el año pasado.

"Desarrollamos tecnologías y productos que ayudan a los productores a adaptarse y mitigar el cambio climático; tenemos una visión de largo plazo sobre la agricultura en la que vemos cómo los productores pueden alimentar al mundo de la forma más sustentable posible, usando menos recursos", señaló un informe de Monsanto.

Otras empresas fueron críticas con la decisión de Trump. "Salirse del acuerdo internacional de París tendrá un impacto negativo en el comercio y la vitalidad de la economía", dijo el CEO de Cargill, David Mac Lennan, en declaraciones al portal agripulse.com. "Estamos comprometidos en toda la cadena con el cambio climático", añadió.

Los farmers también objetaron el anuncio del presidente norteamericano. "Es una vergüenza la decisión de la administración Trump porque se equivoca en reconocer que el cambio climático es una amenaza inmediata para los productores, sus familias y la seguridad alimentaria de la Nación", sostuvo Roger Johnson, presidente de la Unión Nacional de Productores (NFU, en sus siglas en inglés).

Se calcula que las actividades agropecuarias son responsables de entre el 12 y el 14% de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero la utilización de prácticas conservacionistas en los suelos, como la siembra directa, o los combustibles renovables, como el biodiésel o el etanol podrían contribuir a bajar esas emisiones.