Los jefes de las comercializadoras de productos agrícolas que se reunieron en Lausanne, Suiza, para asistir a la Cumbre Global de Commodities organizada por Financial Times advirtieron sobre los perjuicios que generan las fronteras cerradas y sobre la posibilidad de que surjan guerras comerciales. Todo esto sucede mientras la creciente retórica proteccionista ensombrece su capacidad de acceder a los mercados globales.
David MacLennan, CEO de Cargill, sostiene que la suba de aranceles será negativa para la economía mundial, y Carl Casale, director CHS una importante cooperativa de granos norteamericana recalcó el daño que eso provocaría al sector agropecuario del país.
Dado que se proyectan menos ganancias agropecuarias por cuarto año consecutivo, al mismo tiempo que la solidez del dólar reduce la competitividad de las exportaciones agrícolas, "no hay mucha resiliencia dentro del sistema para absorber interrupciones en el comercio", dijo Casale durante la cumbre en Lausanne.
El proteccionismo también sería negativo para los mercados bien abastecidos
si obstaculiza los flujos comerciales; y algunos países terminarían no siendo
capaces de vender su producción, sostienen los analistas. Se trata de un fuerte
contraste con el alza de los precios de los granos durante 2007-08 y 2010
períodos en que las sequías limitaron la producción de granos rusos y Moscú
implementó restricciones al comercio.
"En este momento ayudaría a bajar los precios", dijo Abdolreza Abbassian,
analista de granos de la Organización de Alimentos y Agricultura de EE.UU.
La presión sobre el sector agrícola debido a los precios bajos probablemente no disminuya la abundante oferta proveniente de la mayoría de las regiones productoras. "En este momento, los cultivos han sido muy buenos en Estados Unidos, con cosechas récord en Brasil y Argentina y buenas en el caso de Rusia y Ucrania", aseguró Chris Mahoney, CEO de la unidad agrícola Glencore.
Lejos de Suiza, Juan Carlos Baker, viceministro de economía de México, dijo que el país azteca está analizando reducir a cero los aranceles a las importaciones de granos provenientes de Brasil y Argentina, es decir los mismos términos que hoy rigen para los productores agrícolas norteamericanos.
Si bien importar granos desde América del Sur, en vez de hacerlo desde su vecino Estados Unidos, podría sonar antieconómico, eso era sólo porque gracias al Nafta era eficiente a nivel costos depender casi exclusivamente de Norteamérica, contó Baker.
"Las exportaciones norteamericanas se hacen por tren. Traer productos desde
Argentina o Brasil es por barco, lo que todavía es muy barato", agregó Baker,
que afirmó que si EE.UU. tuviera que pagar los aranceles a sus exportaciones,
tanto sus granos como las materias primas agrícolas provenientes de América del
Sur estarían en pie de igualdad.
Bosca de la Vega, director del Consejo Agrícola Nacional de México, un
importante grupo de lobby agrícola, dijo a Financial Times que cerca de 25 de
sus 300 miembros están "activamente" buscando nuevos proveedores fuera de
Estados Unidos
La idea no es tratar de hacerlo individualmente sino agrupar varias firmas para armar órdenes de compra mayores para economías de escala, agregó.
José Calzada, el Ministro de Agricultura Mexicano, y de la Vega calculan que viajarán a Brasil, Argentina y Rusia dentro de los próximos 30 a 40 días en busca de acuerdos. México quiere importar maíz y soja de Brasil y Argentina mientras buscan comprar trigo a productores del Mar Negro, incluyendo Rusia.
De la Vega sostiene que sus miembros están muy preocupados. "[El proteccionismo norteamericano] se convirtió en una verdadera amenaza. Es tiempo de reconsiderar el futuro y diversificar exportaciones", y agregó: "La incertidumbre es lo que nos está perjudicando".
La preocupación también aumenta del otro lado de la frontera. La Asociación Nacional de Granos y Alimentos norteamericana, hace poco anunció que "peleará con dientes y uñas para que se mantengan los muchos puntos positivos" que tiene el Nafta para la agricultura estadounidense.
Los ejecutivos de otro lobby agrícola norteamericano, el US Grains Council, viajaron a México para tranquilizar a sus clientes preocupados por las potenciales tensiones comerciales entre EE.UU. y México.
En Lausanne, MacLennan de Cargill reconoció que algunas personas sienten que el comercio les está empeorando la vida, no mejorando, porque contribuye a la pérdida de empleos y a la inequidad social. Sin embargo, esos acuerdos comerciales son "un fácil chivo expiatorio" para una amplia gama de problemas sociales".