La Argentina tiene que aprovechar lo que le está pasando a Brasil. Al
líder del comercio mundial de carnes se le cierran los mercados
importadores por una investigación policial sobre una cadena de
fraudes, que incluyen sobornos de empresas a agentes sanitarios en 21
establecimientos frigoríficos. La Argentina necesita recuperar los
destinos y volúmenes que tenía hasta hace 12 años, cuando llegó a
ocupar el tercer lugar entre los principales exportadores de carne
vacuna. El mundo necesita alimentarse y las pampas se van a convertir
en el supermercado del mundo. A cantar "Brasil decime qué se
siente...", a gritar que perdieron 7 a 1 contra Alemania en el Mundial.
¡Vamos Argentina!
Aclaremos: lo escrito más arriba no se refiere a la cuestión comercial.
No se construye competitividad sacando ventaja de la desgracia ajena.
La crisis que está atravesando Brasil le debe servir a la Argentina
para darse cuenta de que el fraude y la corrupción destruyen en
segundos los años de esfuerzos de miles de personas por construir una
potencia mundial en la producción de alimentos.
Fue la ex ministra de Agricultura de Dilma Rousseff y hoy senadora,
Kátia Abreu, quien lo advirtió en un encendido discurso que pronunció
en una sesión plenaria del senado en Brasilia. "Me siento derrotada",
dijo, porque estaba viviendo una "operación de destrucción de la
ganadería vacuna, porcina y aviar" de su país. Reclamó la detención de
los culpables del delito, pero advirtió que, con el caso, se pusieron
en duda la sanidad y la calidad de la carne brasileña frente a las
familias de su país y frente al mundo. Y señaló que por el escándalo se
perjudicarán los pequeños ganaderos brasileños, responsables del 80% de
la producción, por la caída de precios. También como ex dirigente rural
-fue presidenta de la Confederación Nacional de Agricultura (CNA)-
Kátia Abreu tuvo en claro dónde golpeaba la crisis.
Pese a que las empresas involucradas en el escándalo se vieron
obligadas a dar explicaciones, su imagen quedó seriamente dañada.
Apenas se conocieron los operativos, las acciones de JBS y BRF en la
bolsa paulista tuvieron una caída de US$ 1900 millones. El impacto en
el comercio exterior brasileño todavía no se puede medir, pero hay que
recordar que, sumadas, las exportaciones de carne vacuna y aviar llegan
a 12.000 millones de dólares, ocho veces más que la Argentina.
El caso "carne débil" de Brasil le debería servir a la Argentina para
tomar en serio los propios diagnósticos que realiza la cadena, como el
de la Mesa de las Carnes, que reúne a una treintena de entidades de
todas las carnes. El llamado a terminar con el "doble estándar
sanitario" en las carnes vacunas no debería quedar como una muletilla
clásica de la cadena. También es una oportunidad para que el Gobierno
vaya a fondo contra los nichos de corrupción que se enquistan en el
Estado, con la complicidad del sector privado. La reciente ley 27.233,
que declaró de interés nacional la sanidad e inocuidad de vegetales y
animales, que también hace responsables a quienes producen, procesan,
industrializan y comercian, aporta un andamiaje jurídico como para no
hacerse el distraído. El presidente Macri, en las reuniones que mantuvo
con el gabinete del Ministerio de Agroindustria, pidió que el Senasa
sea eficiente. La construcción de competitividad no se limita al tipo
de cambio o a los derechos de exportación.
Apenas trascendió el escándalo de Brasil, la industria frigorífica
local dijo que la Argentina tiene un sistema de control sanitario
óptimo, avalado por las exigentes misiones técnicas de la Unión Europea
y Estados Unidos, entre otros. ¿Acaso será suficiente esa declaración?
Respecto de la oportunidad comercial que se le podría presentar a la
Argentina, los especialistas recuerdan que al país todavía le falta la
"materia prima" para abastecer la demanda inmediata que pudiera surgir.
El impacto de años de desaliento a la producción de novillos pesados
sigue teniendo sus consecuencias. Además, el comercio mundial de carnes
tiene vasos comunicantes y no está exento de las presiones
proteccionistas. Ganaderos e industriales franceses pidieron a las
autoridades de la Comunidad Europea que excluyan a la carne vacuna de
las negociaciones por el libre comercio entre la Unión Europea y el
Mercosur con el argumento de que proceden "de sistemas de producción
que no son conformes con los estándares comunitarios".
El escándalo daña la imagen de la industria de la alimentación frente a
los consumidores y les dio pasto a quienes la atacan. Eso debería
tenerse en cuenta.