El trigo muestra su costado noble una vez más. Según la Organización de
las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por su
sigla en inglés), este cereal provee el 20 % de las calorías y el 25 %
de las proteínas consumidas diariamente a escala mundial y, si bien no
es una fuente rica en micronutrientes, aporta hierro y zinc, entre
otros. En un escenario de crecimiento demográfico, la posibilidad de
incrementar la calidad nutricional es un objetivo estratégico para la
producción de alimentos y un desafío para la ciencia.
En este sentido, investigadores del Instituto de Recursos Biológicos
estudiaron los mecanismos génicos que determinan la removilización de
nutrientes al grano y lograron incorporar el gen GPC-B1 –actualmente,
la única fuente para mejorar la calidad nutricional del cereal– en
cuatro variedades desarrolladas previamente por el INTA.
Ensayos preliminares confirmaron que tres de los cultivares evaluados
mostraron tendencias al aumento de proteínas y de algunos
micronutrientes. A partir de estos resultados, empresas de semillas del
país se articularon con el INTA para utilizar el gen en sus programas
de mejoramiento como estrategia de biofortificación.
Facundo Tabbita, investigador posdoctoral Conicet del Instituto de
Recursos Biológicos, marcó la importancia de este logro científico. “El
gen denominado GPC-B1 proveniente de una especie silvestre emparentada
con el trigo, como lo es Triticum turgidum var. dicoccoides, permanece
como la única fuente de variabilidad disponible para incrementar el
contenido de nutrientes en el grano”, explicó.
De este modo, aseguró que la incorporación del gen “es una estrategia
eficaz y valiosa para incrementar la calidad nutricional del trigo en
diversos ambientes y genotipos”. Este tipo de trabajo está vinculado
con la biofortificación, “una metodología o técnica que permite
aumentar el contenido de nutrientes mediante mejoramiento genético”,
detalló Tabbita.
En esa línea, el especialista indicó que “la investigación en curso
tiene como objetivo descubrir cuáles son los genes encargados de
activar los mecanismos de translocación”. Y describió: “Ya se
identificaron varios asociados con la removilización de nitrógeno,
hierro y zinc al grano que permitirán desarrollar nuevas estrategias de
biofortificación y acelerar el proceso de mejoramiento a fin de lograr
variedades comerciales a futuro”.
En el campo, las variedades evaluadas fueron ProINTA Oasis, ProINTA
Granar, BioINTA 3000 y ProINTA Puntal. A excepción de ProOasis, las
demás variedades registraron “incrementos en el contenido de proteínas
y de hierro con tendencias de aumento en otros micronutrientes”,
aseguró Tabbita.
Además, “se aumentaron significativamente parámetros relacionados con
la calidad industrial en otras variedades de trigo pan y trigo pasta”,
describió el investigador quien aclaró: “No obstante, son estudios
preliminares y las variaciones en los incrementos dependen del cultivar
y del ambiente”.
En una revisión publicada recientemente por Tabbita y colaboradores,
notaron que en trigo pan los aspectos que mostraron incrementos fueron
contenido de proteínas en la harina, absorción de agua, volumen de pan
y tiempo de mezclado, entre otros. En trigo candeal (o para pasta),
tuvieron comportamiento positivo parámetros como volumen de
sedimentación, viscoelasticidad, contenido de proteína en la sémola,
gluten húmedo y firmeza para la cocción.
Asimismo, el Instituto de Recursos Biológicos del INTA junto con
Universidades de los Estados Unidos busca profundizar el conocimiento
sobre los mecanismos génicos que determinan la removilización de
nutrientes al grano de trigo, mediante tecnologías modernas como
RNA-seq, caracterización de plantas mutantes obtenidas a través de
TILLING y análisis bioinformáticos.
Así, gracias a los resultados preliminares, las principales empresas de
semillas del país firmaron convenios con el INTA para utilizar el gen
en sus programas de mejoramiento.
También se introdujo al Programa Nacional de Mejoramiento de Cereales y
Oleaginosas de la Institución.
Labor científica
Recientemente, los especialistas Facundo Tabbita, Stephen Pearce
y Atilio Barneix publicaron una recopilación de los trabajos
vinculados con el gen GPC-B1 en la revista Journal of Cereal Science.
El artículo recorre diferentes estudios que abarcan desde los primeros
registros sobre el gen hasta su posterior clonación e incorporación en
los programas actuales de mejoramiento.
“La recopilación comprende más de 25 estudios concretos, en donde
GPC-B1 fue incorporado a un amplio rango de fondos genéticos y evaluado
en 40 ambientes diversos distribuidos en siete países”, apuntó Tabbita.