¿Se viene un "yerbatazo" en plena Plaza de Mayo? Los pequeños productores de yerba mate de Misiones, que en los últimos días cortaron rutas en la provincia, preparan una protesta para llevar sus reclamos frente a la Casa de Gobierno donde repartirán 20.000 bolsitas con la infusión, que ya están listas en la localidad de Andresito. Quieren emular así a los productores de peras y manzanas del Alto Valle.
En Misiones hay una crisis de la cadena yerbatera que se agudiza día a día y le pega con todo al eslabón más débil, los casi 17.000 chacareros (aquí se los llama "colonos") que tienen entre 20 y 25 hectáreas y sufren por el no cumplimiento del precio de $ 5,10 el kilo de hoja verde y por el pago con cheques a plazos de hasta 180 días, cuando las transacciones deberían cancelarse al contado por ley. Los chacareros tienen que ir después a alguna "cueva" de las que proliferan por el interior y cambiar esos cheques a tasas exorbitantes.
"Hoy se está pagando $ 3 el kilo de hoja verde, el secadero recibe la yerba y en los papeles se hace figurar que la venta se hizo por $ 5,10", dijo a LA NACION Cristian Klingbeil, plantador de yerba de la localidad de Guaraní -distante a 100 kilómetros de Posadas- y vicepresidente de APAM, la más combativa de las ocho asociaciones de productores yerbateros.
Acuciados por la suba de los costos, los productores más chicos se están reuniendo desde hace tiempo para cortar rutas, realizar asambleas y marchar hacia Posadas para protestar frente al Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), el organismo que fue creado hace 15 años y en cuyo directorio están representados todos los miembros de la cadena: molinos, cooperativas, secaderos, productores, tareferos (quienes realizan la cosecha de manera artesanal) y los gobiernos de Misiones y Corrientes, las dos provincias productoras.
Precios, eje del conflicto
Para el presidente de la Federación Agraria de Misiones, Jorge Batiuk, hay "complicidad del gobierno nacional con los grandes molinos" para que no paguen los precios acordados a los productores de yerba.
La crisis amenaza con llevarse puesto al INYM, que tiene a su cargo la tarea de pactar el precio, llegando a un consenso entre todos los actores de la cadena. Eso en teoría, porque la realidad indica que en 15 años casi nunca se logró ese acuerdo. Cuando esto sucede, el reglamento del instituto determina que la Secretaría de Agricultura debe fijar el precio en un laudo. Durante el gobierno anterior, el que controlaba el precio de la materia primera era Guillermo Moreno, desde su cargo en la Secretaría de Comercio, quien ejercía también un férreo control sobre el precio de la yerba mate en las góndolas.
Pero ahora que se fue Moreno y llegó un gobierno con intención de "sincerar" los precios en una amplia gama de bienes y servicios, desde el gas o la energía hasta el valor del dólar. Por eso todos se preguntan por qué la yerba sigue siendo uno de los productos que menos subieron en los supermercados o almacenes.
Días atrás visitó la capital misionera el subsecretario de Agricultura, Guillermo Urriza, quien señaló que "el precio está muy retrasado en góndola y entonces toda la cadena está muy apretada, todos están ganando muy poco, también la industria".
Para Jerónimo Lagier, director del INYM en representación de los productores, el motivo es "una guerra de precios entre las grandes empresas yerbateras, que pelean por no perder cuota de mercado". Es decir, antes el precio lo mantenía controlado Moreno y ahora, la competencia entre las grandes marcas.
"Es cierto que antes estaba Moreno, pero ahora la disputa por el mercado es fuerte y se compite por precio", dijo Gustavo Redondo, gerente comercial de la empresa CBSé, que era la tercera yerbatera del mercado en 2015 y ahora quedó quinta, a pesar de haber aumentado las ventas 2,4% en 2016.
Las Marías (de Virasoro, Corrientes) sigue siendo líder. En segundo lugar está Playadito (de Colonia Liebig, Corrientes) que desplazó a Rosamonte (Apóstoles, Misiones) que dejó ese lugar y pasó a estar cuarta. La tercera ahora en el mercado es Molinos (Nobleza Gaucha). La empresa de la familia Perez Companc tiene la ventaja de no tener a la yerba como su negocio principal: con un portafolio de 400 productos, puede esperar una rentabilidad ajena a los conflictos del mercado de la yerba .
"A la salida de molino, es decir, lo que le cobra cualquiera de estas empresas al mayorista, la yerba aumentó sólo 6% en 2016, la realidad es que hay mucha yerba", afirma Redondo.
¿La vuelta de los cupos?
Ante este panorama, el INYM está estudiando, a pedido de los productores, una medida que jamás se tomó en la década y media de existencia del organismo: cupificar la cantidad de yerba que se entrega a los secaderos. Es decir, sacar yerba mate del mercado para equilibrar la balanza entre la demanda y la sobreoferta actual.
Mientras tanto, el directorio resolvió extender el período en el cual no se podrá empezar a cosechar en la actual campaña, además de sugerir a los productores que dejen en la planta el 20% de la hoja y recomendar que no realicen nuevas plantaciones en 2018 y 2019. "Son medidas para equilibrar la oferta y la demanda", explicó Alberto Ré, titular del organismo, quien parece resistirse a la medida más drástica de cupificar la yerba.
"Se dio una tormenta perfecta en esta crisis yerbatera, porque la guerra en Siria afectó mucho las exportaciones -Siria es el principal comprador de yerba argentina-, las ventas a Chile cayeron porque Brasil empezó a vender yerba a un dólar más barato por kilo y todo esto contribuye para que la yerba existente no drene con la velocidad que lo hacía antes", dijo Lagier.
La "cupificación" de la yerba que piden los productores, si bien está previsto en el artículo 9 de la ley 25.564 que dio origen al INYM, es una medida que no se tomó nunca hasta ahora y nadie sabe bien de qué manera implementarla. "Hay tres formas: una es la prohibición temporaria de plantaciones, algo que impacta recién en cuatro años; otra es una prohibición parcial de cosecha, y la tercera es modificar el calendario de cosecha", explicó Lagier.
Para Lagier, quien escribió un libro recopilando la historia de este producto para infusiones tan típico del Río de la Plata (el libro se tituló La aventura de la yerba), la cupificación es una medida dramática y el antecedente inmediato más próximo es de 1966, cuando la por entonces poderosa CRYM (Comisión Reguladora de la Yerba Mate) decidió prohibir la cosecha.
"En ese momento había dos años de stock, es decir, podías dejar de cosechar y seguir vendiendo por dos años, esta vez hay un stock de 10.5 meses, cuando el equilibrio debería ser un stock de 8 meses", dijo Lagier.
Otras medidas que estudian en el seno del instituto son suspender la zafra de verano (llamada zafriña) o retrasar el comienzo de la cosecha. Pero el tiempo corre. La presión de los productores crece y amenaza con llegar a la Plaza de Mayo.