El clima de los valles templados de Jujuy es bastante particular. Los
veranos son lluviosos y lo inviernos cortos son secos y fríos. Con una
excelente ubicación y una belleza incomparable, lagunas, ríos y
planicies verdes convierten a la región en una zona agrícola, orientada
a la producción de tabaco, porotos y frutales. De hecho, desde allí
salen los primeros duraznos que se comercializan en los grandes
mercados del país. Ahora, el INTA presentó la primera variedad de
nectarina evaluada en la región y registrada en el Instituto Nacional
de Semillas (INASE). Se trata de Don Basilio, un cultivo que se
caracteriza por el tamaño medio de los frutos, muy buen sabor y
destacable comportamiento agronómico.
“Conocemos el potencial que tenemos en la región para la producción de
fruta fresca de primicia”, expresó Viviana Curzel, especialista en
frutales del INTA Perico, Jujuy. “Nuestro objetivo es ser el centro de
referencia del país en frutales de bajos requerimientos en horas frío,
de cosecha extra temprana y temprana”, remarcó.
Con una colección de frutales en continua evaluación, en esa unidad del
INTA cuentan con más de 20 variedades de duraznos y 12 de nectarines,
conocidos comercialmente como pelones. Además, tienen en evaluación
damascos, ciruelas, higos, uvas de mesa y manzanas. “Estamos realizando
gestiones con EMBRAPA –Brasil– y con el INIA –Uruguay– para la
transferencia de materiales para este año”, señaló. “Estos acuerdos
permitirán la introducción y evaluación de nuevos materiales”, explicó.
De acuerdo con Curzel, “la fruticultura es una excelente actividad
alternativa para la región, que ha mostrado a lo largo de estos últimos
años un crecimiento sostenido, ya que complementa muy bien a las
producciones agrícolas típicas de la zona”.
En este sentido, desde el INTA buscan ampliar la diversidad de especies
y variedades disponibles.
“Esta búsqueda responde a una demanda y un interés del productor que
nunca decae”, destacó. “Esto se logra en base a un trabajo de
introducción y evaluación continua de materiales que permiten
seleccionar cultivares con características mejoradas y adaptados a las
características agroecológicas de la zona”, agregó.
Don Basilio es la primera variedad de nectarina introducida y evaluada
en esta zona. Se trata de un cultivar seleccionado a partir de
materiales ingresados a las colecciones del INTA San Pedro –Buenos
Aires–, originados en el Programa de Mejora de la Universidad de
Florida –Estados Unidos–. “Con este frutal buscamos ampliar la
disponibilidad de cultivares mejorados, con características
diferenciales, que tengan diversas ventanas de cosecha y así apuntar a
la sostenibilidad del productor frutícola”, señaló la especialista del
INTA.
“Luego de años de trabajo, se definen las prácticas de manejo más
adecuadas para cada cultivar, como poda y raleo, para obtener frutos de
buen tamaño y calidad”, indicó y resaltó la predisposición y el apoyo
constante de Gabriel Valentini, especialista en mejoramiento de
frutales del INTA San Pedro –Buenos Aires–, debido a que es con esa
unidad con quienes coordinan y acuerdan el intercambio de materiales
promisorios.
Entre las principales características de Don Basilio, Curzel explicó
que “se destaca por el carácter temprano de su floración y cosecha,
debido a que en las partes más altas del valle ambos estadíos se
inician unos 10 días después”.
Con respecto al fruto, detalló que “es una nectarina de pulpa amarilla,
medianamente firme, con el carozo adherido a la pulpa, con buen sabor,
aroma y un alto contenido de azúcar”.
Además, el color de fondo de la piel es amarillo con un sobrecolor rojo
que cubre casi la totalidad del fruto, es de tamaño medio –150 gramos–
y la planta en producción plena y con buen manejo puede producir entre
25 y 30 kilos de fruta.
En general, las frutas primicia tienen un tiempo corto entre floración
y cosecha (60-70 días), crecen rápido comparadas con las de estación o
tardías. Tienen mucho contenido de agua y su vida poscosecha es menor,
en comparación con variedades de fechas de recolección más avanzadas.
“A pesar de que no tenemos con qué comprar a Don Basilio, porque son
las primeras nectarinas de la zona, obtuvimos una fruta de muy buena
calidad, con excelente sabor, jugosidad, resistencia al transporte y
conservación poscosecha”, detalló Curzel.
Una carta de colores
Para obtener las mejores frutas es necesario ajustar las prácticas de
manejo al máximo. Esto es algo que sabe muy bien Curzel, quien junto
con Ana Paula Candan –del INTA Alto Valle, Río Negro– y el equipo de
Fruticultura del INTA Salta desarrollaron la carta de colores de los
duraznos y pelones de pulpa amarilla.
Tanto en duraznos como en pelones, el color de fondo es el indicador
adecuado para definir la cosecha debido a que es fácilmente observable
por las personas que realizan la cosecha y se relaciona muy bien con
las características de calidad de los frutos. “En estas especies, el
color de fondo cambia del verde al amarillo a medida que los frutos
maduran y alcanzan tonos anaranjados en estados más avanzados de
madurez”, expresó Curzel.
Se trata de una herramienta muy valiosa que ayuda a definir el
momento óptimo de cosecha. La carta incluye 8 colores: gama de verdes y
amarillos hasta el naranja.
Puede utilizarse en todos los duraznos y pelones de pulpa amarilla
considerando que, para cada variedad y cada zona, deberá definirse el
color de fondo adecuado para iniciar la cosecha. “Esta es una
herramienta muy útil, en especial para zonas como Jujuy donde el
período de cosecha es muy corto, por lo que resulta sumamente
importante comenzar la cosecha con una madurez mínima para asegurar la
calidad de la fruta que se envía a los grandes mercados y garantizar el
precio de venta”, concluyó Curzel.
Fuente: INTA