El triunfo de Donald Trump el 8 de noviembre pasado generó un cambio
importante en el posicionamiento mundial. No sólo en cuestión de
mercados, sino geopolíticamente hablando. Pero, durante la transición
entre ambos gobiernos (de demócratas a republicanos), el mencionado
posicionamiento resultó mucho más contundente. Más aún desde la
asunción de Trump, el viernes 20 del actual, y con un fin de semana de
por medio. Los cambios que comenzó a dejar traslucir el flamante
presidente el primer día hábil de su gestión seguramente no los
hubiesen hecho otras administraciones estadounidenses en años.
Claramente, el archiconocido tema de los limones y la suspensión, o
"stay", que pesa sobre las exportaciones argentinas por 60 días forma
parte de una situación natural en un cambio de gobierno, más aún cuando
ese cambio implica también algo opuesto en materia partidaria. Sin
dudas que esta suspensión no es exclusiva para la Argentina.
No obstante, la decisión del nuevo presidente respecto de retirar a los
Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP,
por sus siglas en inglés) es algo que probablemente un presidente con
una visión aperturista nunca hubiese efectivizado. Si bien este acuerdo
fue firmado por 12 países en febrero del año pasado y es muy reciente,
tenía la ambición de poder generar el mayor bloque económico a escala
global.
Trump firmó, además, otras medidas -alguna de ellas polémicas-, pero en
relación a lo que puede afectarnos dentro de nuestro sector y,
especialmente en lo que refiere al mercado de granos, resultan
interesantes las "ordenes" que la nueva Administración dio a la Agencia
de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés). Según un
memorando interno de la EPA, el personal de dicho organismo fue
informado de una serie de restricciones que se harán "efectivas de
inmediato y permanecerán hasta una nuevo aviso". Se podría pensar que
esto forma parte también de las nuevas actuaciones que ocurren cuando
hay un cambio de gobierno, sin embargo, las restricciones abarcan desde
la suspensión de comunicados de prensa, a las publicaciones en redes
sociales, como así también los contenidos de los blogs y de las páginas
webs de ese organismo.
Naturalmente que las reacciones por parte del equipo de Trump no se
hicieron esperar, desdramatizando la cuestión, como es habitual en
estas situaciones. Pero claro está, las restricciones están impuestas.
Habrá que ver cómo sigue la película en la medida que la nueva
administración se vaya acomodando en sus nuevos puestos. Quizá sea
simplemente una exageración por parte de aquellos a los que nos
interesa que la información fluya de manera natural y sin ninguna traba
a través del mundo.
Particularmente en este caso de la EPA, y que también incluye al
Servicio de Investigación Agrícola del USDA, la cuestión no es menor,
ya que la EPA es el organismo que se encarga de analizar y proponer
cuál debería ser el uso mandatorio de bioetanol y biodiésel en los
Estados Unidos. Y, sin duda alguna, cualquier cambio que pudiera obrar
de forma diferente a lo que venía ocurriendo podría afectar de igual
manera el desarrollo natural en la formación de los precios de las
commodities agrícolas.
El autor es socio de Nóvitas SA.