Siguiendo las demandas por mayor empleo, Trump construye una red de políticas favorables a las industrias locales y en desmedro de las importaciones.
Las represalias no se harán esperar.
La comisaría europea de Comercio de la U.E. acaba de advertir: " las naciones del mundo...se necesitan unas a otras..." Está claro que este bloque mira el nuevo cuadro con temor.
En principio, el cierre de la economía estadounidense generará una serie de respuestas negativas al comercio internacional.
Así, paradójicamente, el propio EE.UU. quedará afectado.
Los precios de los granos podrían bajar.
Pero sólo los de unos países mientras que aquellos oferentes no sometidos a represalias quedarían en igual posición o, incluso, mejorar.
El mercado internacional sufrirá fuertes cambios. Y con ellos, la transparencia será la Cenicienta.
Con la posible aplicación de un arancel del 20% en las importaciones de EE.UU. provenientes de México son los propios ciudadanos estadounidenses los que, también, sufrirán las consecuencias con subas en los valores de los productos de origen mexicano y de sus alternativas. Este fenómeno es conocido como “diversión de comercio” porque la demanda se ve obligada a buscar proveedores con productos de menor calidad y, por lo mismo, de mayor precio.
La guerra en el comercio internacional se prepara para alistar sus armas de la economía global. Las represalias sobre cualquier acción proteccionista norteamericana serán duras.
En este sentido vale aguardar, también, una suerte de guerra de divisas; es decir que los países tratarán de devaluar sus monedas para competir con mayor fuerza en el comercio. Y ello no es nada bueno para los precios de los granos.
Sin embargo, en toda crisis se presenta una oportunidad. La región sudamericana puede mejorar, en términos relativos, como alternativa de oferta de granos y subproductos para la demanda que implemente represalias a la oferta norteamericana.
Recordemos lo que muestra la historia.
La dura recesión de 1929 – 1930 se trasformó en la Gran Depresión de 1931 – 1933, a consecuencia de la política estadounidense de aplicar restricciones al comercio internacional que derivó en múltiples represalias por parte del resto del mundo
La ley Arancelaria aplicada en EE.UU. en 1930 redujo el comercio internacional y generó represalias arancelarias en otros países.
El tipo promedio “ad valorem” de los aranceles sobre las importaciones era del 30%, aproximadamente. Y en el período 1931/1935, subió al 50%.
Así, las exportaciones disminuyeron de 5,2 millardos en 1930 a sólo 1,7 millardos en 1933. Y los precios también bajaron. Los productos más golpeados fueron el trigo, algodón, tabaco y la madera.
De esta forma, gran parte de los agricultores norteamericanos no pudieran cancelar sus préstamos y los bancos rurales debieron soportar el golpe. Ello acentuó la Gran Depresión de los años 30.
Gran parte de los países aplicaron todo tipo de represalias mediante tarifas y aranceles sobre los productos norteamericanos. Así, las exportaciones y las importaciones cayeron a más de la mitad.
Señores: estamos a las puertas de una guerra comercial, con terribles consecuencias, que podría acarrear una grave crisis económica global.