El inicio del verano trajo un cambio positivo en escenario climático. Por un lado, “La Niña” comenzó su disipación en forma temprana. Aunque su influencia nunca llegó a ser significativa, este proceso contribuyó a aliviar la sequía que afectaba al sur del área agrícola argentina, el sur del Brasil y el Uruguay.

Sin embargo, el factor que más contribuyó al retorno de las precipitaciones no fue el inicio de la disipación de “La Niña”, sino el avance hacia el sur de la circulación proveniente del trópico, que desplazó a la circulación polar, que había predominado durante gran parte de la primavera, haciendo llegar calor y humedad a las zonas afectadas por la sequía, a excepción del sudoeste de la Región Pampeana.

Para el resto del área agrícola sudamericana (Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil y el norte y el centro de La Argentina), el actual escenario climático implica una evolución cercana a lo normal en sus valores medios, pero muy perturbada en su desarrollo temporal y en su distribución geográfica.

No obstante, debe tenerse en cuenta que este cambio positivo es temporal y que, al llegar el otoño, la circulación polar volverá a imponerse, reduciendo las lluvias y generando el riesgo de heladas en forma temprana en gran parte del área agrícola sudamericana.

Conclusiones

Como viene indicándose en los informes de esta serie, la campaña 2016/2017 (Julio de 2016 a Junio de 2017) continuará exhibiendo una gama de rasgos contrapuestos.

Aunque la disipación de “La Niña” eliminará un factor perturbador, la acción residual de “El Niño” 2015/2016 y la puja entre la circulación polar y la circulación tropical continuarán determinando un escenario climático muy perturbado.

Por un lado, se producirán cortas e intensas rachas de tormentas, que descargarán sus precipitaciones en forma muy despareja, con riesgo de tormentas severas, con granizo y vientos, terminando con entradas de aire polar, con riesgo de heladas tempranas en el próximo otoño.

Por otro lado, se observarán lapsos secos y calurosos, aunque de corta a moderada duración, ya que los vientos marinos se harán sentir en cuanto el ascenso de la temperatura determine una baja de la presión atmosférica sobre el continente.

Los campos bajos anegados en el sur de Córdoba, el norte de la Pampa, el sudoeste de Santa Fe y el Noroeste de Buenos Aires tardarán mucho en ver reducirse el nivel de las aguas que los afectan.

Por el contrario, los campos altos de las mismas zonas observarán el riesgo de que el balance hídrico se torne negativo, limitando el potencial productivo de los cultivos y cortando la cadena forrajera.

Por lo tanto, se trata de un escenario climático que, aunque no extremo, presentará numerosos riesgos que irán presentándose a lo largo de su desarrollo, requiriéndose una cuidadosa planificación para enfrentarlos con éxito.

Cabe destacar que las previsiones de algunos centros internacionales de gran prestigio, han comenzado a señalar la posibilidad de que la campaña 2017/2018 se desarrolle en el marco de un episodio de tipo neutral cálido que, eventualmente podría llegar a transformarse en un “El Niño”, alejando el riesgo de un segundo episodio consecutivo de “La Niña” que, por efecto acumulativo podría causar un fuerte impacto.

Por el momento, ello es sólo una conjetura, por lo que será necesario continuar vigilando la evolución del escenario climático.

Por Ing. Agr. Eduardo M. Sierra
Fuente: Agroeducacion