El balance cambiario de diciembre mostró que gracias al “impacto del
Régimen de Sinceramiento Fiscal, que generó ingresos por US$ 4.092
millones destinados al pago de las deudas impositivas” el último mes
del año logró un superávit de 1.034 millones de dólares en el contexto
de un récord de operaciones cambiarias por 53.352 millones de dólares.
El volumen récord operado en diciembre marcó un promedio diario de
2.668 millones de dólares "en el marco de un mercado cada vez más
flexible e impulsado por los ingresos extraordinarios de la
exteriorización de capitales", destacó el Banco Central, un 59% más que
el diciembre anterior.
Esto también equivale a decir que, de no ser por los ingresos de
Blanqueo, diciembre habría terminado el año con un déficit de 3.058
millones de dólares, lo que también sería un récord. En el primer
trimestre, en la medida en que se iban levantando los cepos el déficit
fue de 1.481 millones de dólares, la mitad del resultado de diciembre
sin contar el efecto extraordinario del Sinceramiento Fiscal.
En el segundo trimestre, el signo se revirtió y hubo superávit en el
balance de cambios por 1.744 millones de dólares. Esta tendencia llegó
hasta julio que también fue superavitario por 889 millones de dólares.
Pero en agosto y septiembre volvió a ser deficitario por 503 y 311
millones de dólares respectivamente. Y en octubre y noviembre volvió a
ser superavitario con 136 millones y 400 millones de dólares.
El punto es que si en este conjunto de operaciones se registran
ingresos de divisas por deudas tomadas en el exterior, exportaciones de
bienes y servicios e inversiones extranjeras en el país, mientras que
por el lado de los egresos se computan importaciones, pagos de
servicios de deuda y la formación de activos externos, lo que en la
calle se conoce como fuga de divisas.
Sobre este último punto, los balances cambiaros del banco central
marcaron salidas de capitales por 3.200 millones de dólares en el
primer trimestre, por otros 2,607 millones en el segundo trimestre y
por 3.822 millones en el tercero.
Al mirar el último trimestre, tanto octubre como noviembre tuvieron
egresos netos de capitales de libre disponibilidad por 51 millones y
878 millones respectivamente, muy por debajo de la fuga de los meses
anteriores, lo que sugería un menor goteo de divisas.
Y en diciembre, por primera vez en el año, se registró un ingreso neto
de capitales por 2.015 millones de dólares gracias a las operaciones de
cartera de los argentinos que dejaron de atesorar dólares (activos
externos) y se pasaron a pesos para pagar el Blanqueo. Sin embargo, si
se descuentan los más de $4.000 millones del Blanqueo, que ingresaron
al país por única vez, lo que se observa es que la tendencia a la fuga
de capitales siguió por la salida de otros 2.077 millones de dólares.
En este sentido, de cara a las necesidades de divisas para el repago de
la deuda externa algunos economistas ya piden que se empiece a
controlar la salida de capitales al exterior.
Por ejemplo, Juan Alberto Enrique consideró este viernes
"preocupante" la emisión de deuda que lleva a cabo el país "porque
algún día hay que pagarla y es en dólares", y se mostró partidario por
regular la cuenta capital para evitar que las multinacionales compren
los dólares y se los lleven afuera a través de cuentas off shore,
comúnmente conocido como fuga de capitales.
"Lo preocupante de la emisión de deuda es que algún día hay que pagarla
y es en dólares; en el Presupuesto 2017 vamos de pagar de deuda
$200.000 millones y si nos seguimos endeudando vamos a pagar en el 2018
cerca de $400.000 millones; esa cantidad es lo que recauda todo el
impuesto a las ganancias", advirtió.