A menos de dos semanas de que asuma la presidencia
de los
Estados Unidos, Donald Trump acaba de dar una señal sobre lo que podría
ser su
política para no vincular sus actividades oficiales con sus negocios en
países
emergentes.
Es que ayer se conoció una noticia vinculada a los
negocios
inmobiliarios del sucesor de Barak Obama en el país que asegura que la
Organización Trump canceló conversaciones con socios locales para
encarar
eventuales desarrollos en Buenos Aires. Los planes estaban vinculados a
la
construcción de una torre en el ámbito porteño
El magnate, que tiene participación en 500
compañías en 20
países, se ha comprometido a "no hacer nuevos tratos" empresariales
mientras sea presidente y a dejar la administración de su compañía a
sus dos
hijos adultos.
En el caso de Argentina, tenía previsto construir
una torre
de oficinas de lujo de 35 pisos, en una superficie total de 47.000
metros
cuadrados, cuatro subsuelos y una inversión de u$s 100 millones. El
proyecto
iba a dar sus primeros pasos a mediados de este año con un plazo de
finalización para 2020. Sin embargo, su organización decidió desactivar
todos
los negocios que no estaban en marcha fuera de los Estados Unidos
debido al
cambio del mapa político en su país.
Las conversaciones en Argentina estuvieron bajo la
lupa el
año pasado después de que diversos medios de prensa informaran que
Trump
intentó agilizar el proyecto al mencionarlo en una conversación
telefónica que
mantuvo con el presidente Mauricio Macri tras su triunfo ante Hilary
Clinton.
Un vocero de Macri afirmó a The Associated Press que el tema ni
siquiera se
trató en dicha conversación.
De todos modos, ayer Alan Garten, abogado del
presidente
electo de Estados Unidos, dijo que la Organización Trump ha cancelado
un ‘memorando de entendimiento‘
para continuar con conversaciones con socios locales sobre la posible
construcción de torres de oficinas en Río de Janeiro y que la misma decisión
se tomó para posibles operaciones en Pune,
India, y Buenos Aires.
A fines del año pasado, se cancelaron también
acuerdos de
licencias para la construcción de hoteles en Brasil, Azerbaiyán y
Georgia,
debido a que Trump se ha visto presionado para separarse de sus
actividades
empresariales antes de que asuma la presidencia de su país.
Las normativas federales de ética no obligan a los
presidentes a que se deshagan de sus negocios o inversiones, pero los
detractores de Trump sostienen que debería hacerlo porque sus activos
globales
suponen un conflicto de interés sin precedentes.
Según cables de agencias internacionales, Trump no
ha dado
indicios de que tenga pensado vender sus inversiones pero se ha
comprometido a ‘no hacer nuevos tratos‘
empresariales mientras sea presidente y a dejar la administración de su compañía a sus
dos hijos adultos y otros ejecutivos.
Garten señaló que el proyecto en Buenos Aires, que
se iba a
levantar sobre la Avenida 9 de Julio, a menos de cinco cuadras de
Avenida
Corrientes. no superó la fase exploratoria y que a diferencia del caso
en
Brasil, ni siquiera había un documento suscripto para continuar las
conversaciones para un posible acuerdo.
Semanas atrás, los encargados locales del
desarrollo habían
anticipado que la torre Trump porteña iba a convertirse en un edificio
icónico,
donde se notase el sello Trump. A modo de comparación, sostuvieron a
los medios
que así como en Punta del Este tenemos las Ultra Exclusive Residences,
en
Buenos Aires existiría la Ultra Exclusive Offices, que iba a tener
todos los
detalles de una oficina premium, triple A.
El caso de Brasil, también atrajo cierta
publicidad. El plan
era construir cinco torres de oficinas en Río de Janeiro, pero se frenó
tras
una pesquisa anticorrupción que de todos modos estuvo totalmente
desvinculada a
Trump. El proyecto llamado Trump Towers Río fue anunciado en 2012, pero
la
construcción de los edificios ni siquiera ha comenzado.