El presidente Mauricio Macri bajó la ventanilla de la camioneta que lo
trasladaba para calmar los ánimos del grupo de trabajadores que se acercó para
hacerle reclamos. "Pasemos las fiestas en paz, somos todos argentinos", les dijo
el jefe del Estado a la decena de personas identificadas con el gremio estatal
de ATE. Pero bastó ese segundo para que una lluvia de piedras impacte sobre el
vehículo y la seguridad presidencial lo saque inmediatamente de ahí.
"El Presidente está muy bien, tranquilo", dijeron fuentes de la Jefatura de Gabinete, que comanda Marcos Peña. Este fue el segundo ataque con piedras contra Macri. El anterior había sido en agosto, en Mar del Plata. Pese a la reiteración de episodios y amenazas, según informaron fuentes oficiales, el Presidente no modificará su comportamiento porque no quiere "perder" el contacto con la sociedad.
"Así es su relación con la gente y su forma de hacer política. Tenemos que ir
logrando que la sociedad baje el nivel de violencia", describió un integrante
del gabinete.
El incidente se produjo en la localidad neuquina de Villa Traful, donde Macri interrumpió sus vacaciones para participar en la inauguración del Centro de Interpretación e Información Turística local junto al gobernador Omar Gutiérrez. Por la agresión, que causó la rotura de dos vidrios de la camioneta, fueron demoradas siete personas identificadas como integrantes de la seccional neuquina de ATE, un bastión cercano al kirchnerismo (ver aparte). Además se secuestraron dos autos. Carlos Quintriqueo, jefe de ATE Neuquén, negó que militantes de la agrupación hayan tirado piedras.
El fiscal general de Neuquén, José Gerez, aseguró que está estudiando la
figura penal que correspondería por el ataque, pero que podría acusar a los
agresores por "atentado a la autoridad" y esto se podría agravar por tratarse
del Presidente.
"El saber la previsibilidad de las reglas de juego, la previsibilidad de las cosas que van a pasar, nos permite fundar un futuro para todos y un futuro sin violencia. Porque de nada sirve agredirnos, de nada sirve estar divididos cuando tenemos que estar todos juntos a la hora de reducir la pobreza, de enfrentar el narcotráfico, de mejorar la seguridad de los argentinos, de volver al mundo, de incorporar nuestro país al mundo", dijo el jefe del Estado tras el episodio.
La calma que Macri intentó transmitir no se hizo eco en algunos de sus asesores. "Vamos a ir a fondo con las sanciones penales, judiciales y policiales. No habrá tolerancia", anticipó uno de los hombres de consulta permanente del Presidente. Según sostuvo, se va a estudiar el caso con detenimiento y si se ratifica que fueron integrantes de ATE los que agredieron al mandatario, habrá sanciones con el "máximo rigor".
"Estamos trabajando con la provincia y la Justicia para que los responsables tengan consecuencias penales", adelantó a LA NACION la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Los agresores deberán enfrentar una causa federal y otra provincial, anticipó la funcionaria.
En parte, el enojo en la Casa Rosada fue porque ATE Neuquén reivindicó el escrache que le hicieron al Presidente, aunque negaron el ataque con piedras. Cerca de Macri advirtieron que no se tolerará más a los violentos, más cuando el Presidente se acercó a ellos con "respeto y con espíritu de resolver los reclamos".
Territorio hostil
¿Falló la seguridad? Fuentes oficiales descartaron esto, pero sí hubo responsabilidad del Presidente en el episodio. Es que los que planearon los controles de seguridad no estaban al tanto de que Macri tenía previsto comprar alfajores para su hija Antonia, por eso el pedido los sorprendió.
"Cambió la ruta", confiaron a LA NACION fuentes con acceso a la
investigación. Lo que aún no está claro es si los alborotadores lo siguieron
desde el helipuerto o se lo cruzaron de casualidad. "Se trata de un grupo
hostil, que siempre corta rutas", agregaron fuentes oficiales.
Pero esta no es la primera vez que Macri tiene problemas en Neuquén. Este año suspendió tres visitas a la provincia. Dos por problemas meteorológicos y otra para esquivar una protesta de estatales. Además, según pudo saber LA NACION, Macri recibió dos alertas que le preparó la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), una en octubre y otra en noviembre, por posibles incidentes en Neuquén.
"Teníamos dos informes negativos, se trata de un territorio hostil. Es la tierra de [Oscar] Parrilli." Así, fuentes oficiales señalaron al ex secretario general de la Presidencia y ex director de la AFI durante el kirchnerismo Oscar Parrilli, como uno de los posibles responsables de la protesta que sufrió el Presidente. LA NACION intentó comunicarse con Parrilli, pero no respondió las llamadas.
Fuerte repudio al incidente
La agresión al Presidente generó una ola de repudios, tanto en el oficialismo como en la oposición. Uno de los primeros en hacer público su rechazo fue el ex gobernador bonaerense Daniel Scioli. "Condeno todo tipo de agresión, venga de donde venga", dijo. En tanto, el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, tuiteó que "las piedras al Presidente son piedras a la democracia", mientras que el presidente del interbloque Cambiemos en Diputados, Mario Negri, indicó que "la violencia es la impotencia de los cobardes".