Mauricio Macri va a tener que resignarse a gobernar con un Congreso adverso: ni siquiera un triunfo contundente en las elecciones de 2017 le permitirá a Cambiemos tomar el control de alguna de las dos Cámaras del Parlamento. Al menos hasta 2019, el Senado y Diputados permanecerán en poder de la oposición.
La conclusión surge de analizar la cantidad de legisladores que el oficialismo tiene en las dos cámaras y el número de bancas que arriesga en 2017, y de proyectar un resultado electoral en cada distrito. La referencia de base son las cifras obtenidas por Cambiemos en 2015, el primer año que se presentó como frente.
Si el oficialismo repitiera en todas las provincias la marca electoral de octubre de 2015, comicios que le permitieron a Macri acceder al ballottage con un 34% de los votos, Cambiemos aumentaría 11 bancas en la Cámara baja. En el Senado, en tanto, sumaría 7 escaños (ver aparte).
El interbloque de Diputados pasaría de los 87 integrantes actuales a 98, dado
que pondría en juego 38 lugares ganados en 2013 y obtendría unos 49. Quedaría,
de todos modos, muy lejos del quórum, de 129, umbral al que tampoco llegaría con
sus aliados eventuales. En el cálculo más optimista para el oficialismo, ese
sector arrimaría otras 15 voluntades.
La condición de minoría del oficialismo en Diputados no cambiaría ni siquiera si Cambiemos mejorara 10 puntos porcentuales los resultados que obtuvo en cada uno de los distritos en 2015. Ese escenario, no sostenido hoy por ninguna encuesta ni pronóstico de la dirigencia, le aseguraría triunfos electorales en la Ciudad de Buenos Aires y en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, pero, al menos, desde los números fríos, no el control de la Cámara.
El oficialismo obtendría, en esa hipótesis, unas 62 bancas, 24 más que las que pone en juego, y consolidaría un bloque de unos 111 diputados. La cifra exacta depende del reparto de bancas en cada distrito, según el sistema DHont. En el mejor de los casos para el Gobierno, Cambiemos quedaría, contando a los aliados eventuales, a 3 bancas del quórum. Seguiría así, como durante todo 2016, dependiendo de acuerdos con otras fuerzas politicas.
Claro que en un escenario de un triunfo electoral tan contundente del oficialismo, lo previsible serían que se desencadenaran movimientos internos en todas las bancadas, lo que podría llegar a inclinar la balanza a favor de Cambiemos. "Estamos a años luz", reconocen, con realismo, en la mesa chica de Cambiemos en Diputados.
En un escenario adverso, en que Cambiemos cayera 10 puntos en cada uno de los distritos, el bloque de diputados perdería 8 bancas y pasaría de los 87 actuales a 79.
El lugar donde más bancas puede ganar el oficialismo es por lejos la provincia de Buenos Aires. En ese distrito se eligen 35 diputados y Cambiemos sólo pone en juego 4, dos que el Pro obtuvo de su alianza con Massa en 2013 y dos ganadas por el radicalismo, que había competido dentro del Frente Progresista. Si el oficialismo repitiera el año que viene el 34% que sacó en 2015, obtendría unas 12 bancas. Si alcanzara el 44% de los votos, conseguiría 16 bancas.
Otra provincia de la que podría sacar buen provecho electoral el oficialismo es Tucumán, distrito en el que no pone diputados en juego. Si Cambiemos llegara a replicar el 33% que obtuvo en los comicios de 2015, podría quedarse con 2 de las 4 bancas en disputa. Esa posibilidad se consolidaría si aumentase en 10 puntos porcentuales su caudal electoral, siempre dependiendo de cuánto saquen el resto de las fuerzas políticas.
El piso de 2015
Si el oficialismo sostuviera el piso de 2015, también podría sumar un diputado en otros cinco distritos: la Ciudad de Buenos Aires (pone en juego 5 y ganaría 6), Córdoba (arriesga 4), Entre Ríos (1), Mendoza (2) y Río Negro (no pone bancas en juego y ganaría una).
En cambio, hay distritos donde le será difícil sostener la cantidad de bancas que arriesga y en los que Cambiemos deberá superar en rendimiento de 2015 para no perder integrantes en el bloque de la Cámara baja. Los casos más claro son los de Santa Fe y Misiones. En esta última provincia, pone en juego dos lugares, pero sólo uno de ellos fue obtenido en 2013 por las fuerzas que hoy integran Cambiemos. El otro corresponde a Álex Ziegler, un ex kirchnerista que se convirtió al macrismo el año pasado. Si el oficialismo repitiera el 12 por ciento que obtuvo en los comicios de 2015, perdería esas dos bancas.
Otro caso muy particular es Santa Fe, donde Cambiemos arriesga 5 lugares ganados en 2013. Tres los obtuvo el Pro, de la mano de Miguel Del Sel, uno la UCR y otro, el Partido Demócrata Progresista. Estas dos últimas fuerzas compitieron dentro del Frente Progresista, que encabezaba el socialismo. Si Cambiemos repitiera el 30 por ciento de votos que obtuvo en 2015, cosecharía sólo 3 diputados, y debilitaría el poder del oficialismo en la Cámara baja. Ni en Misiones ni en Santa Fe le alcanzaría un crecimiento de 10 puntos para sostener las bancas que pone en juego, todo un símbolo de la dificultad que el Gobierno tiene por delante.