Según el trabajo, estos beneficios fueron en un
66% al
sector productivo, un 8% a los proveedores de tecnologías (semillas y
herbicidas) y un 26% al Estado nacional (a través de las retenciones a
la exportación).
"Para poner estas cifras en contexto, entre 2011 y 2015, el Estado
recaudó, sólo por las exportaciones de soja, el equivalente a 1,4 veces
el
costo anual del programa AUH (Asignación Universal por Hijo)", sostuvo
el
trabajo.
A su vez, el trabajo señala que considerando los excedentes generados a
través
del uso de estas tecnologías, se habrían creado poco más de dos
millones de
puestos de trabajo.
El informe también destaca como positiva la
sinergia entre
la adopción de los organismos genéticamente modificados y la siembra
directa,
tanto por la conservación de los suelos como por el secuestro de
carbono y la
eficiencia energética de las labores agrícolas.