Definitivamente no alcanza con poner en funcionamiento la ex ONCCA, hay que establecer un único estándar sanitario, un sistema de comercialización por cortes y una trazabilidad para la carne.
Más allá del debate que ha producido el triunfo de Donald Trump y cuáles serían en definitiva sus políticas, no debemos dejar de destacar que internamente se van definiendo medidas que van a dar más previsibilidad a las políticas de carnes, para poder incentivar las inversiones y abastecer el aumento de la demanda de todos los mercados del mundo.
En la reciente reunión en Punta del Este, Uruguay, de la Oficina Permanente Internacional de la Carne (OPIC), una de las principales conclusiones que dejó fue que aumentaría en 2017 el consumo mundial de carnes vacuna, motivo por el cual la Argentina se tiene que preparar para ubicarse nuevamente como uno de los principales países en la exportación en cantidad y calidad.
Haber restablecido el funcionamiento de la ex ONCCA, con la puesta en función de la Subsecretaría de Control Comercial Agropecuario, es un decisión fundamental para poder limitar la competencia desleal y de esa formar incentivar las inversiones que necesita el sector pecuario para su desarrollo y crecimiento sostenidos en los próximos años.
Dicha Subsecretaria tiene las funciones de asistir en lo relativo a la aplicación de la política comercial interna de productos agropecuarios y controlar la aplicación de marcos regulatorios y cumplimiento de las prestaciones de los servicios públicos del sector agropecuario que son brindados por el sector privado.
La suba de la carne internamente y la caída de consumo no hay que tomarlos como datos negativos. Todo lo contrario es natural que esto ocurra porque estamos en un momento de retención de hembras para madre -la fábrica de hacer terneros-, aumentar el porcentaje de destetes y darle más kilos a la media red, como una forma de poder producir más carnes y mejorar la productividad del actual rodeo.
Por eso, me parece muy importante la medida del gobierno de permitir el ingreso de carne de Uruguay para ayudar a cubrir la demanda, si los precios de la misma lo permiten.
En la misma línea, podemos analizar todo lo que se pueda hacer para el abastecimiento de carne de cerdo a valores competitivos con los cortes vacunos para consumo interno.
La decisión de restablecer los reembolsos para las carnes procesadas de 4 al 6 % es alineada de lo que debe tener una política de exportación de carnes.
En tanto, la estrategia es poder ser exportadores confiables de los cortes vacunos de mayor valor que demanda el mundo, como quedó demostrado en la reunión de la SIAL en París y en la Feria ANUFOOD en China en el stand del IPCVA cuando se degustaban nuestros productos. Se impone generar un nuevo marco institucional, que dé previsibilidad a quiénes tienen que invertir a largo plazo, para aumentar la producción y la exportación a todos los mercados del mundo y de esa forma poder atender mejor el consumo interno con proteínas animales
El principal marco institucional es la prohibición al Estado de intervenir en el negocio empresario. Definitivamente no alcanza con poner en funcionamiento la ex ONCCA, hay que establecer un único estándar sanitario, un sistema de comercialización por cortes y una trazabilidad para la carne.
La llave principal para esa política de carnes es terminar con la competencia desleal que maneja 10.000 millones de pesos, bancarizando todas las operaciones como una de las medidas fundamentales para ayudar al control del Estado, mejorar la competitividad de la cadena pecuaria e incentivar las inversiones para ésta.
Una política de carnes moderna necesita estar incluida en un plan nacional de desarrollo y crecimiento con una visión estratégica para todas las regiones y ciudadanos del país. Debería ser obligación del Estado atender a los pequeños productores y agricultura familiar por la acción geopolítica que cumple, pero sin castigar a los emprendedores para poder desarrollar una gestión eficiente de producción, atendiendo al mismo tiempo las necesidades alimentarias de los habitantes, que están debajo de la línea de pobreza con un subsidio directo.
Señores dirigentes, ustedes tienen la responsabilidad junto al gobierno, de promover en el poder legislativo el marco institucional que le dé previsibilidad al inversor para consolidar una política de carne vacuna basada en la exportación.
Hay que trabajar para que la Argentina se consolide en forma permanente como abastecedor previsible en todos los mercados de altos precios de la carne.
Finalmente, para concretar estos cambios, se va a necesitar una campaña publicitaria-pública-privada en conjunto entre el gobierno y las entidades de productores, que se anticipe al faltante de carne en el mercado, para ayudar a cambiar los hábito de consumo en la sociedad.
No debemos seguir siendo exportadores de saldos que no consumimos. Un consumo de 40 kg de carne vacuna es suficiente para una dieta complementada con 45 Kg de pollo, 15 kg de cerdo y ovinos, que nos permitirían seguir con los estándares más altos de consumo de proteína animal por habitante al año del mundo.
Por Arturo Navarro - Especial para NA