En General Villegas, en el noroeste bonaerense, el drama por las inundaciones se va extendiendo más allá del campo. Ayer, en la Municipalidad local se presentó un informe que calcula, como hipótesis de mínima, en más de $ 5068,8 millones el costo de este problema. Ese costo afecta desde la agricultura hasta la lechería.
Durante la presentación del trabajo, realizado por la Sociedad Rural local, el INTA, el Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) Villegas y la firma Desab había representantes del comercio y camioneros, entre oros sectores. En una ciudad [todo el partido tiene unos 40.000 habitantes] donde el movimiento económico gira en torno del campo, las caras eran de preocupación generalizada.
Según ese trabajo, se van a dejar de sembrar o quedarán con cultivos bajo el agua más de 152.000 hectáreas y no va a estar la producción de 578.880 toneladas. Para los camioneros, esto va a significar 19.296 viajes menos. Tampoco van a trabajar 100 equipos de siembra y 100 de cosecha, con los respectivos empleados que realizan esas tareas.
Quizá por la magnitud del impacto, ayer en General Villegas se pidió que la
emergencia nacional para la producción agropecuaria también incluya a los
sectores del comercio, la industria -vinculada al agro- y el transporte. "Todo
esto se va a notar en la ciudad porque no va haber cosecha", explicó a LA NACION
Pierre Courreges, presidente de la Sociedad Rural de General Villegas. "Tenemos
que pedir la emergencia nacional para los otros sectores", agregó.
Los productores tienen la sensación de estar con las manos atadas. Saben que por
esta época del año tendrían que estar a pleno con la siembra, pero no lo pueden
hacer. En los pocos lugares donde hay una baja del agua se busca aprovechar la
siembra, si el suelo está en condiciones. "Está mejorando lentamente, pero la
realidad es que tenemos que sembrar soja y maíz; todo se va a atrasar y se va a
sembrar menos", indicó. Este dirigente contó que tendría que estar con un avance
del 40%, pero apenas ronda el 5 por ciento.
El problema en la región es que, más allá de las mejoras que se puedan dar, la situación no se termina de acomodar. Anteayer, según las zonas, cayeron entre 20 y 40 milímetros. Encima, mañana habría nuevas lluvias y de nuevo el próximo martes. Demasiado para una región que ronda los 400 mm desde octubre.
Apenas se inundó el campo de su padre, Marcelo Boschi trasladó unos 100 animales a una parte más alta del establecimiento. Hasta allí también llegó el agua y mudó la hacienda al campo de un vecino. En su campo hay partes que permanecen con 80 centímetros de agua.
"Ojalá que no, pero ahora se va a venir la jodida", dice sobre el impacto en el pueblo. "La gente no va a tener plata para gastar, construir, hacer algo. Creo que a toda la ciudad le va a afectar porque se vive del campo", agregó. Su padre, un constructor rural que hace aguadas, tanques, recién en las últimas horas pudo retomar su actividad.
Santiago Rodríguez Ribas, productor, sondeó entre varios actores de la cadena comercial cómo viven esta situación. Los encontró preocupados por el futuro inmediato. "Camioneros, comerciantes, pequeñas industrias de balanceado, una industria aceitera, algunas firmas de metalmecánica, toda la actividad está 100% vinculada al campo", describió. En su caso particular ya lleva semanas sin poder ingresar en su establecimiento. "No se puede hacer nada", dijo.
A todo esto, según el informe de pérdidas presentado ayer, el monto por retenciones a la soja de las toneladas que no se producirán en el partido representa 917.731.952 de pesos.