Al menos unas 600.000 hectáreas, comprendidas entre el noroeste bonaerense,
el centro-norte de La Pampa y el sur de Córdoba, han quedado bajo el agua o con
graves problemas de anegamiento por las lluvias que se dieron en el último mes.
Esa superficie, que abarca esas tres provincias, corresponde a campos muy
productivos en materia agrícola y ganadera. Además de la trascendencia que ha
tenido en las últimas dos semanas la situación en General Villegas o el sur
cordobés, en el norte de La Pampa se vive un panorama desesperante en Intendente
Alvear, General Pico, Alta Italia, Ingeniero Luiggi y Embajador Martini, entre
otras localidades.
En esos lugares de La Pampa, según Ariel Toselli, vicepresidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), cayeron 500 milímetros el mes pasado, todo un récord mensual. De esa cifra, 400 milímetros se registraron en apenas 12 días.
Allí hay productores que con el cuadro actual van a perder tres cosechas. En rigor, perdieron la cosecha con las abundantes lluvias de marzo y abril pasados, y ahora van a perder lo que tenían sembrado de trigo y, encima, no van a poder sembrar la campaña nueva de soja porque hay agua por todos lados.
Toselli, productor de la zona de Alta Italia, ya perdió 250 hectáreas de maíz en marzo pasado por el agua y el granizo, tuvo que sacar novillos que tenía en capitalización en su campo y ahora está preocupado por el futuro inmediato.
"De la red de caminos no ha quedado nada y al pueblo hay que tratar de ir de a caballo, entre campos vecinos, o con tractor", explicó el dirigente, que también señaló que en la región hay pueblos "comprometidos" por el avance del agua.
La incertidumbre de los productores es también por cómo van a quedar sus campos una vez que se retire el agua.
Por lo pronto, el gobierno de La Pampa declaró la semana pasada la emergencia, lo cual permitirá acceder a beneficios fiscales y crediticios, y se aguarda que esa medida sea homologada la próxima semana por el Ministerio de Agroindustria de la Nación.