Por primera vez en miles de años, la concentración de CO2 atmosférico pasó los 400 ppm durante todo un año. Hasta ahora las eras geológicas eran consecuencia de fenómenos naturales, lentos e inmanejables para las criaturas vivientes. Hoy los científicos dan por inaugurado el Antropoceno, la era donde los humanos somos la principal fuerza interviniente. Desde que descubrió el uso del fuego, el hombre fue alterando el paisaje y la vida del planeta, aumentando las emisiones de carbono y destruyendo sus sumideros, como costo asociado al progreso.
El aumento de los gases en la atmósfera produce efecto invernadero y la
temperatura media del planeta aumenta. Las consecuencias son: sequías largas
seguidas de tormentas de gran intensidad, lo que aumenta las inundaciones.
Las emisiones son como canillas abiertas echando agua en una bañadera. Es necesario cerrarlas, pero también hay que revisar lo que pasa con el desagüe. El problema no son sólo las emisiones, sino el estado de los sumideros. Se cree que la canilla abierta es el consumo de combustibles para uso domiciliario, transporte e industria. Esto es real, pero parcial. También están la deforestación, la agricultura, las emisiones de metano, la desertificación.
Desde el Protocolo de Kyoto, el foco fue reducir emisiones. Sustituir los combustibles fósiles y rediseñar la ecuación energética del mundo es un desafío ineludible. Pero los resultados hasta el momento han sido nulos (las emisiones globales aumentaron en lugar de disminuir). Después de los acuerdos de París en la COP 21 se requiere convertir discursos políticamente correctos en acciones concretas y suficientes. La reducción de emisiones requerirá innovaciones potentes en la tecnología, educación, política y economía. Aun si estas estrategias fueran exitosas, es improbable que sean efectivas sin una estrategia para reparar los sumideros: los pastizales, tierras de cultivo y bosques del mundo.
Las bombas de carbono
Los pastizales son el principal sumidero de carbono del mundo. Lo sacan del aire y lo almacenan en el suelo. Por eso los mejores suelos del planeta fueron pastizales originalmente, incluyendo la llanura pampeana. La ganadería regenerativa los convierte en verdaderas "bombas de carbono". Expertos de Estados Unidos sugieren que la ganadería regenerativa podría hacer que la agricultura estadounidense, que emite 0,28 Gt/año, se convierta en un sumidero capaz de secuestrar entre 0,3 y 1,1 Gt por año. Si la Argentina pudiera regenerar el 40% de sus pastizales podría retirar del aire la totalidad de sus emisiones netas (0,16 Gt según el Banco Mundial). La estrategia de reparar sumideros es más simple y realizable que la de reducir emisiones y tiene otros efectos valiosos: mayor biodiversidad, regulación de cuencas hídricas, mayor producción de alimentos y fibras, rentabilidad y resiliencia en los sistemas ganaderos, reducción de la pobreza y aumento de la población rural con alta calidad de vida. Los productores regenerativos serán parte de la solución al cambio climático. Consecuentemente, será crucial que gobiernos y agencias multilaterales desarrollen mecanismos para promover y acelerar tan vitales servicios.
La ganadería regenerativa
Definimos a la regeneración como la recuperación de procesos vitales de los ecosistemas. Es el reverso de la desertificación, y puede evaluarse objetivamente. El Estándar de Pastoreo Regenerativo y Sustentable (Grass, en sus siglas en inglés) es el mas avanzado en su tipo a escala mundial. Fue desarrollado por Ovis 21 y The Nature Conservancy en la Patagonia, y se aplica hoy en 1,3 millones de hectáreas de la Argentina y Chile. Existen decenas de casos de regeneración comprobados en todos los ambientes donde se aplicó. ¿Cómo? Utilizando el Manejo Holístico como herramienta de regeneración.