Por encima de la tecnología en maquinarias y productos fitosanitarios se
encuentran las regulaciones correspondientes a las tareas agrícolas, y los
análisis indican que en materia de controles y seguimiento de estas regulaciones
sigue habiendo altos índices de fracasos. El análisis corresponde al profesor
Ernesto Jalil Maluf, un experto en la temática, quien revive el viejo análisis
que indica la diferencia entre pulverizar y aplicar un producto.
“La máquina es quien pulveriza. Los técnicos o productores somos quienes
aplicamos los productos. Esa es la base del procedimiento y el inicio de una
tarea que comienza con una delicada limpieza de los tanques que cargan con los
productos para cada tratamiento”, reconoce. Desde hace tiempo, Maluf comparte
las experiencias más notorias de fracasos en las aplicaciones, y remarca que un
gran porcentual se da por no limpiar bien los tanques o utilizar métodos
ineficientes, que dejan restos de formulaciones y luego afectan el cultivo.
“Aunque parezca mentira, casi nadie limpia los filtros o los cambia. Con
ellos, portan residuos de productos por todos lados, de un campo a otro y muchas
veces terminan quemando los cultivos, como si hubiesen hecho un barbecho. Si hoy
hiciéramos un análisis del estado de los sistemas de filtros de muchas
pulverizadoras, no dudo el alto porcentual que marcaría un mal estado de los
mismos. Aún hoy, las auditorias siguen indicando un promedio del 89 por ciento
de descuidos o falta de control en este punto”, subrayó.
Lo cierto sobre este factor crítico es que se da por una falta de costumbre
en el productor argentino. No es por achicamiento de costos, sino por mala
atención o descuido. Varios referentes reconocen que son muy pocos los que
enjuagan los tanques cuando terminan con una jornada de aplicaciones y se
olvidan de considerar que estos implementos compuestos por plásticos, fibra de
vidrio, superficies rugosas y una gran capacidad de absorción secan los residuos
que quedan y los activan en la próxima aplicación que se haga sobre un lote.
Hace un tiempo, un estudio realizado en Estados Unidos indicó que los
factores de error en las aplicaciones se dividían en un 33 por ciento por la
realización de mezclas en los tanques, otro porcentual similar se daba por la
deriva de los productos utilizados y un 28 por ciento se ocasionaba por
problemas propios de la máquina.
El detalle refleja que el 66 por ciento de los problemas son de manejo y
errores propios de los productores agropecuarios. “La estadística aún está
vigente y sigue siendo el problema más difícil de corregir en las aplicaciones
de fitosanitarios, para ser más efectivos”, advierte Jalil Maluf.
Intuitivo, asegura que la deriva de productos es un inconveniente mayor y
deber ser analizado. Recomienda varias formas, y en principio insta a la
utilización de adyuvantes como productos específicos anti derivas, por sus
propiedades en el espesamiento del caldo. “Acá preocupa el manejo de gotas
chicas. En realidad, es una tarea muy difícil, si se considera que una gotita de
50 micrones de agua, a 30 grados de temperatura y 50 por ciento de humedad
relativa, a los 3,2 centímetros de caída se termina evaporando”.
El ejemplo demuestra la importancia de observar las condiciones climáticas en
el momento de una aplicación, para generar un rango de trabajo sin ningún tipo
de riesgo. Maluf rescata su bibliografía y hace un alto en un trabajo de FAO
(1972), donde sobre una base de 2000 aplicaciones, el dato conclusivo indicaba
que para un herbicida sistémico con 20 o 30 impactos por centímetro cuadrado es
suficiente para actuar.
“Debemos reconocer otro punto crítico que hace a la uniformidad de la
aplicación para lograr el objetivo. Esa es la diferencia. En los herbicidas de
contacto, no obstante se necesita un mayor número de gotas, ya que tocan y
penetran solo en la zona de la planta donde se pega”, indica agregando que los
sistémicos (como el glifosato) se traslocan o desplazan y son también efectivos
con un menor número de gotas.
Por ahora, la mayor falla es la carencia de asesoramiento o la ausencia de un profesional que controle cómo se hacen las cosas.“El resultado preocupa y se debe buscar revertir las viejas estadísticas”, afirma Maluf. El tema se abordará en las Jornadas Aapresid que se realizarán en las localidades de Rawson (Buenos Aires, el 19 de octubre), Bandera (Santiago del Estero, el 9 de noviembre) y Justiniano Posse (Córdoba, el 30 de noviembre).