Hace meses que Federico Trucco vive en aviones visitando inversores internacionales en el difícil camino que se ha trazado: el desembarco de Bioceres en la Bolsa de Nueva York. Cuando se concrete, en paralelo con su debut en la Bolsa de Buenos Aires, será casi una hazaña para una firma que está en la frontera de la tecnología aplicada a la agroindustria y con su corazón en Rosario. Trucco estima que será una realidad a mediados o fines de 2017.
En Wall Street, Bioceres compartirá cartel con otras compañías argentinas de la talla de Tenaris y Ternium del grupo Techint, los bancos BBVA y Macro, Irsa, Pampa y Globant, entre otras.
Trucco, un científico de extensa trayectoria, pese a sus 39 años, dirige Bioceres. Representa un modelo con una visión integradora que une a la academia, al sector privado y al Estado y cuenta con paciencia estratégica para lograr resultados que pueden cambiar la historia de los cultivos. En la visión de este ejecutivo, las empresas de punta como Bioceres vienen a jugar un rol central ante el dilema que enfrenta el negocio agropecuario. “Hoy los precios de las commodities tienden a igualar los costos de producción. Es un negocio muy finito en una carrera por la eficiencia, que tiene salida cuando aparece una tecnología disruptiva y permite un salto”.
Bioceres está avalada por su mayor activo: el gen de resistencia a la sequía, que aún no salió al mercado. El gen se encuentra en pleno proceso de aprobación para ser comercializado en China. Por cierto, “Bioceres se movió como una excepción en el mapa de empresas de tecnología, pero ahora, con un ambiente más propicio, habrá más empresas”, se entusiasma Trucco ante iEco. La firma nació en 2003 y el gen de resistencia a la sequía ya contaba con un desarrollo previo por el Conicet . “Son procesos largos que se van compensando, para que la compañía pueda sustentarse, con otros hallazgos de más corto plazo, como servicios de alta tecnología a partir de la enzima quimosina que se encuentra en el cártamo y se utiliza en la fabricación de quesos. También en genética de trigo y servicios de investigación a terceros. En EE.UU. estas empresas se financian con capital aportado por distintos tipos de inversores, según la etapa en que se encuentren”, describe Trucco.
–¿Y en la Argentina?
–Optamos por ampliar el número de socios. Eran 23 los fundadores y pasamos a 305.
Otra manera de obtener capital será la llegada a la Bolsa, pero en ese trayecto tuvieron que darle más densidad a Bioceres con la adquisición del 60% de Rizobacter, líder en inoculantes de semillas y fertilizantes biológicos con una amplísima cadena comercial.