Según datos del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), en los primeros seis meses del año se importaron del país vecino cuatro millones de kilos de pechugas deshuesadas de pollo, mientras que en todo 2015 ese número llegó a sólo 500.000 kilos. Se trata de un crecimiento del 700% en el segmento, mientras que en el rubro de prefritos (nuggets), durante este año entraron al país 1,8 millones de kilos, cuando el año pasado no se había realizado importaciones en este rubro.

Si bien Roberto Domenech, Presidente de Cepa, reconoció que no se trata de un volumen importante y que por ahora el daño no es grande, sí resulta una amenaza para la industria nacional. "Vemos con preocupación la importación de partes desde Brasil, por los precios bajos con los que entran, que neutralizan el esfuerzo de la exportación local", afirmó ya que "se importa lo mismo que se exporta" (unos 4 millones de pechugas en lo que va del año).

Más allá fue Héctor Motta, ex presidente de la Cámara Argentina de Productores de la Industria Avícola (Capia) quien advirtió que el ingreso de productos industrializados desde Brasil puede ocasionar el riesgo de la pérdida de fuentes de trabajo dentro de la actividad. "Los productos avícolas industrializados de Brasil ya están en las góndolas de los supermercados y esto es una amenaza para la producción nacional", afirmó el empresario en declaraciones a Télam. Según sus cálculos, a causa del desequilibrio económico que registra Brasil "están con precios un 40% menores a los nuestros".

Para Domenech, la industria del pollo se encuentra en una situación donde todavía el precio no cubre el costo, y estimó ese margen en un faltante de un 10% a 12% en el valor de salida de fábrica, y puso como ejemplo una importante compañía que en lugar de fabricar localmente opta por sólo envasar en el país las nuggets, pechugas y supremas: "Son productos que vienen a granel, porque ahora el tipo de cambio lo permite", advirtió.

Según revelaron, la situación ya fue puesta en conocimiento del gobierno, que recibirá el 24 de este mes, a los empresarios de un sector que a pesar de cuestiones coyunturales viene en los últimos años creciendo en consumo, al punto que llegó a los 46 kilos por habitante por año, algo menos que los 55 kilos por habitante que consumen carnes rojas.