A la hora de desayunar, los argentinos prefieren endulzar las tostadas con
mermelada o dulce de leche antes que pegotear sus dedos con miel. Pero lejos de
desincentivar la producción nacional, la Argentina es un jugador clave en el
abastecimiento del mercado internacional. La industria apícola exporta el 92% de
las 70.000 toneladas anuales de miel que produce, lo cual la convierte en el
tercer proveedor mundial detrás de China y Turquía.
En el país existen 2,5 millones de colmenas, de las cuales se extraen entre 30 y 35 kilos de miel de cada una. "Es un trabajo pesado que genera mucho dolor de espalda y poca rentabilidad", se quejan los apicultores. Por mes se embarcan entre 6000 y 7000 toneladas de miel, según estimaciones oficiales. Sólo de enero a mayo el país lleva vendidas más de 32.000 toneladas, un 70% de las ventas totales de 2015, y esperan superar las 80.000 a fin de año, algo que no ocurre desde 2007.
En 2015 el país exportó tan sólo 44.330 toneladas de miel a granel (en
tambores), ya que muchos exportadores netos prefirieron retener mercadería por
la expectativa que generaba un cambio de gobierno y por los altos costos
internos que perjudicaban al sector. A estos se suma que el precio internacional
de la miel acumuló desde 2015 una baja del 25 por ciento. Si bien todavía los
valores no se recuperaron, para este año se espera duplicar la cantidad
exportada dada la buena temporada productiva que está teniendo el sector, y
sumar el sobrante de 20.000 toneladas del año anterior.
"En 2015 la Argentina decidió vender poca miel. Con el tipo de cambio atrasado y
las retenciones era casi inviable el negocio. El productor apenas llegaba a fin
de mes. En su momento no aprovechamos el período de vacas gordas, pero ahora
tenemos otro horizonte por delante", indica Javier Nascel, presidente de Nexco,
la empresa del sector responsable del 25% de las exportaciones de miel
argentina.
Durante la época de restricción de divisas había muchas empresas importadoras que, necesitadas de dólares, desembarcaron en la industria apícola con el fin de hacerse con un cupo. Una fue Newsan, el principal productor de electrónica y electrodomésticos de la Argentina, que en 2011 decidió diversificar los negocios de la compañía. La empresa no produce miel, sino que compra la materia prima de diferentes apicultores del país. Anualmente vende en el mercado internacional entre 5000 y 6000 toneladas de miel con una facturación estimada de US$ 10 millones. "Hoy estamos en alimentos como la pesca, el maní y la miel, entre otros. Comenzamos como un negocio de compensación para conseguir divisas y comprar insumos, y ahora el objetivo que tenemos es en cinco o seis años estar vendiendo al mundo por el mismo monto que importamos", aseguró Luis Galli, presidente de Newsan.
Estados Unidos hoy es el principal destino de la miel argentina y se lleva dos tercios del volumen total exportado, a pesar de que entre 2001 y 2012 la industria local estuvo muy perjudicada por las políticas de dumping y la aplicación de aranceles de hasta 32%. Una vez superadas las trabas, la Argentina apuesta a ese mercado donde tiene una ventaja sobre China que paga aranceles más altos y cuya miel es de inferior calidad.
Alemania, Japón y Australia son otros de los principales importadores de la producción nacional. El 70% de la miel que compra la Unión Europea es para consumo de mesa, mientras que en los Estados Unidos la mitad de la miel importada es para uso industrial donde predomina como insumo para la producción de barritas de cereales.
La Argentina vende mayoritariamente miel a granel, lo que la condiciona a los ciclos de precio determinados por la demanda. En el mercado de destino es mezclada con otras mieles para la fabricación del producto final para góndola. Si bien el Estado incentiva la venta de miel envasada, para el país es casi inviable exportar producto fraccionado, ya que en el mundo prácticamente no existe un producto final de góndola puro de un mismo lugar de origen. Los país productores trabajan con materia prima de distintos proveedores para mantener el precio bajo constante.
"Nueva Zelanda y Australia comenzaron con miel a granel, y después dieron el paso a miel envasada, pero ellos tienen un mercado interno más grande. Además, Nueva Zelanda -sobre todo- logró imponer su marca como miel premium y los consumidores están dispuestos a pagar más para obtenerla. Si pudiéramos agregar valor al producto lo haríamos, pero se necesita una economía más estable", explica Nascel.
Otra desventaja que tiene la miel argentina son los altos aranceles que debe pagar en casi todos los mercados. Los exportadores sueñan con que el país se acerque a la Alianza del Pacífico. El país paga un 17,3% de arancel para entrar a la Unión Europea, mientras que Chile tiene un costo menor del 0,2%. "Nos quedamos enfrascados en el Mercosur y regalamos una desventaja competitiva enorme", se quejan en el sector.
Al ser tan fuerte la venta informal de miel -ya sea al costado de la ruta o en los almacenes del conurbano- es difícil conseguir estadísticas del consumo local. Sin embargo se estima que la Argentina sólo consume 250 gramos por persona por año, mientras que los países con mayor cultura de miel ingieren 2 kilosper cápita, lo que también da cuenta del potencial que continúa ofreciendo el mercado interno.
Una potencia internacional
La industria argentina está enfocada en el exterior
92%
Con pasaporte
Es el porcentaje de la producción nacional de miel que se destina a la exportación.
Principales mercados
Estados Unidos es el mayor comprador de miel argentina, seguida por Alemania, Japón y Australia.
25000
Actividad masiva
Es el total de apicultores que existen a nivel nacional, incluyendo muchos productores que practican la actividad por hobby.