Las primeras lecturas que se pueden hacer es que sólo aceptarán negocios que ofrezcan rentabilidad alta y que el incremento de área por sembrar será moderado, alejado de valores astronómicos.

Santiago Casares, del estudio Cazenave y Asociados, afirma que "puede aumentar el área sembrada de casi todas las fábricas y exportadores que buscan originar mercadería con la administración del estudio. En el resto de la superficie de cultivo, que se trabaja mediante un fideicomiso privado con inversores, aumentarán las tasas de corte". ¿Qué significa esto? Que no se va a trabajar con una rentabilidad límite. "Si no se puede obtener 20-25% de rentabilidad en los cálculos con rindes y costos reales, incluyendo el control de malezas resistentes a herbicidas, no se moverán los equipos. Se crecerá si se puede cumplir con esos parámetros", indica el profesional.

"Se vuelve al negocio genuino: ganará dinero el que haga las cosas bien", sintetiza el técnico.

Agrega que "los precios de los granos subieron por las catástrofes climáticas de abril en la Argentina y luego continuaron la tendencia alcista; son valores que no se imaginaban hace cuatro semanas, pero también subieron los alquileres pedidos por los propietarios".

En cuanto a las modalidades de los arrendamientos, los propietarios están volviendo a pedir valores fijos -adelantados o en cuotas- calculados sobre la base del precio del grano al momento de cosecha. Hay también acuerdos a porcentaje, pero en menor proporción que el año pasado. "Los montos aumentaron desde 10% en las zonas más castigadas -como Entre Ríos- hasta 40-50% en regiones donde los alquileres habían sido pactados a valores muy bajos, como Catriló que pasó de 3 a 4,5 quintales por hectárea". Por buenos campos de la zona núcleo, un incremento solicitado normalmente es del 20%", observa el técnico.

Diversificación

Por su parte, Juan Cruz Márquez, gerente general de la agrupación Espartina, que opera en el oeste y el sudeste de Buenos Aires y en el sur de Córdoba, prevé un incremento del 20% en el área por sembrar respecto de la campaña anterior, por mejores perspectivas de precios y por la posibilidad de diversificación de cultivos, que lo llevará a destinar aproximadamente el 30% de la superficie a cultivos de grano fino, 30% a maíz y el resto a oleaginosas. "Diversificar cultivos y zonas de producción permitirá reducir el riesgo productivo", anticipa.

En los productos agrícolas, el profesional observa un mercado más dinámico y trasparente. En ese marco, está empezando a hacer forwards con trigo y maíz, y puts con soja.

Respecto de los alquileres por pagar, advierte un incremento promedio del 20%. "Los dueños de los campos venían muy castigados por una alta presión tributaria y piden esos incrementos porque aumentó la capacidad de pago de los arrendatarios, por lo menos para los campos situados a menos de 500 kilómetros de los puertos", admite.

"Una precaución que tomamos antes de cerrar acuerdos es hacer un estudio de los ambientes del campo, que permite determinar la heterogeneidad de los lotes y, con ello, su riesgo hídrico y su potencial de rendimiento", concluye Márquez.