En estos momentos de crisis y negociaciones, idas y venidas, todo el tiempo surge la pregunta sobre en qué anda el peronismo, cómo lo impacta el escenario actual, qué sucederá con CFK, etc., etc. Es “el fenómeno maldito de un país burgués”? O “el fenómeno burgués de un país maldito”? Más allá de ese juego de interrogantes, veamos dónde están “los muchachos” a 6 meses de la era Macri:
Continúa siendo un archipiélago: hay peronismos, en plural.
Son al menos 4 partes: el kirchnerismo; los gobernadores y sus legisladores (más los territoriales); el de Bossio + Urtubey; y el de Massa.
No hay líder: la figura más fuerte de lo que incluye al PJ sigue siendo CFK.
Scioli no es líder, y quizá nunca lo quiso ser. Randazzo todavía tiene que rendir algún test electoral y a Urtubey la falta conocimiento a nivel nacional.
El peronista con mejor imagen está afuera y por ahora no quiere volver: Massa.
La batalla de la ley anti despidos sirvió para la consolidación interna de los bloques FpV: ya no hubo más desgranamiento.
El deterioro del gobierno en función de la percepción social sobre el ajuste le da una oportunidad de pararse sobre sus banderas de defensa de los trabajadores; pero si no hay líder, no hay capitalización política.
El PJ resolvió su conducción formal, pero no real: fue solo una fuga hacia adelante.
La 3 CGT se unen porque dan por terminada la etapa K, y entienden que ahora
deben fortalecer el poder sindical para enfrentar el ajuste M.
Cuál es el quid de la cuestión?
El PJ necesita una renovación, y eso llevará bastante tiempo. Con esta conducción difícilmente lo logre: está lejos de ser un ámbito catalizador, sino lo contrario. Hasta que no decidan qué hacen con Cristina y qué le van a decir a la sociedad sobre los pasados 12 años, les va a resultar muy difícil la transición, porque van a navegar en un mar de indefiniciones y contradicciones internas, el peor enemigo para volver a presentarse ante el electorado.
Sin embargo, todo depende de 1) cómo le vaya al gobierno, 2) si alguna figura interna toma vuelo, y 3) la consolidación de Massa como el opositor moderado.
Variable 1: cómo le vaya al gobierno.
Si al gobierno le va bien -baja inflación y reactiva la economía- la opción CFK se va a ir diluyendo más temprano o más tarde. Ahí podría ganar la opción Massa y los moderados internos.
Si al gobierno le va mal, Cristina puede intentar retomar el timón porque su prédica va a encontrar más espacio en las bases. En esta opción Massa y los moderados pueden perder chances de quedarse con el paquete.
Variable 2: si alguna figura interna toma vuelo
Esto parece ser lo más complejo, porque para eso hay que salir bien parado de la elección de 2017, y que las figuras alternativas ganen en conocimiento público. Eso por ahora no se avizora, ya que frente a un escenario complejo requiere un alto grado de profesionalismo político estratégico.
Variable 3: la consolidación de Massa como el opositor moderado.
Para la opinión pública hoy Massa es el que garantiza la gobernabilidad, con todo lo positivo que eso significa. El de Tigre juega buena parte de su futuro en el resultado de 2017 en la provincia. Pero más allá de eso, puede consolidarse como el opositor moderado, y no necesariamente atraer pedazos del PJ (nunca deben descartarse los errores de cálculo político).
La oposición será peronista, ya sea fuera o dentro del PJ. Todos estos datos y la cantidad de variables en juego hacen difícil cualquier predicción. Y a todo eso siempre se suma la eterna pregunta sobre qué es el peronismo.