Existen dos tipos de barbechos: “Barbecho corto” es el que se realiza antes de la implantación del cultivo y el “Barbecho largo” que es el que comienza poco después de la cosecha del cultivo antecesor. En ambos momentos es importante realizar un correcto control de las malezas presentes en el lote, las mismas no solo generarían pérdidas y dificultades en el establecimiento del nuevo cultivo sino que también consumen agua y nutrientes, que son necesarios almacenar en el suelo para el cultivo a sembrar.
La conservación de la humedad en el suelo es fundamental, sobre todo en los primeros centímetros del suelo, donde luego se ubicará la semilla. Según diferentes estudios, realizando un adecuado control pueden llegar a retenerse entre 50 y 60 milímetros de agua (Ponsa, 2010).
El comienzo de los tratamientos de control así como la elección de los herbicidas que se utilizarán deberá ser considerado de acuerdo a la distribución, abundancia y composición de la comunidad de malezas que se encuentran en el lote, teniendo en cuenta su ciclo de crecimiento y su agresividad; como así también deberán tenerse en cuenta las condiciones climáticas. Para esto es importante realizar monitoreos frecuentes.
En muchos casos el monitoreo insuficiente o la falta de este genera que los controles no sean efectivos. Los mejores controles se obtienen cuando las plantas son pequeñas y se encuentran en activo crecimiento; cuando las malezas ya son grandes o han sobrevivido a condiciones de estrés, tienden a volverse menos sensibles al efecto de los herbicidas. Otro error frecuente, ocurre cuando no se realizan monitoreos con posterioridad a la cosecha, momento en el cual deberíamos comenzar a identificar las malezas que se encuentran emergiendo ya que al cosechar el cultivo eliminamos la competencia por lo nutrientes y agua y las malezas comenzarán a desarrollarse consumiendo los recursos que son precisos almacenar.
Las condiciones climáticas influyen en la decisión de realizar un control. En el caso de periodos invernales, las bajas temperaturas y la menor radiación generan un menor crecimiento de las malezas por lo cual el uso de herbicidas sistémicos no tendrá tanta efectividad como en períodos donde el crecimiento de las malezas es más activo.
Otro factor importante es conocer la historia del lote y las malezas que generalmente suelen encontrarse ya que estas permanecerán en el banco de semillas. Conocer la historia del lote y las malezas que se encuentran en él, permitirá también conocer acerca de la biología de la plaga, su período de crecimiento, factores que lo afectan y su modo de emergencia. Por ejemplo malezas como el Sorgo de Alepo o el Gramón poseen estructuras de reserva subterráneas que se mantienen durante el otoño para brotar durante la primavera, es en este momento, donde las reservas se han agotado y la mayoría de los individuos se encuentran emergidos, cuando el control será más efectivo, ya que no existirán reservas para la primavera siguiente. Otra característica de este tipo de malezas que presentan estructuras subterráneas, es que su distribución será localizada en algunas zonas del lote.
En relación a la aplicación de herbicidas, se deberá tener en cuenta la calidad de la aplicación a fin de que no ocurran escapes debido a mala distribución de las gotas. Generalmente se recomienda que la aplicación alcance el target o blanco de aplicación: 20-30 impactos/cm2 para herbicidas sistémicos y 30-50 impactos/cm2 para los de contacto. Es importante recordar que todas las aplicaciones deberán realizarse contando con la receta agronómica correspondiente bajo el asesoramiento de un profesional idóneo y con productos que se encuentren registrados en SENASA, aprobados para el cultivo, la plaga y el momento de aplicación en que lo se esté utilizando. Asimismo las aplicaciones deberán realizarse preferentemente en horas de la mañana o por la tarde, cuando aún haya luz.
Realizar un correcto control durante el período de barbecho permitirá almacenar agua y nutrientes y comenzar el establecimiento del cultivo sin competencia de luz ni espacio, garantizando el correcto establecimiento del cultivo, el cual constituye la base para lograr buenos rendimientos.