Detrás de cada historia de éxito de un argentino por el mundo existe
una anécdota pintoresca, que refleja su capacidad de adaptación. Así,
la pérdida de una valija, la llegada a un sitio un mes antes de que se
desate una guerra o la presentación como principiante en una agencia de
publicidad aparecen como claro ejemplo de que el talento local se
adapta como pocos.
A partir de la pérdida de un valija de un amigo, Tomás Pierucci tuvo la
idea de fabricar Bluesmart, la primera valija inteligente del mundo. Se
conecta a una app y mediante esa conexión se puede hacer varias cosas:
un candado digital, balanza interna, un GPS y un cargador de batería
que puede cargar hasta seis veces un iPhone.
Como estaba en Nueva York en plena efervescencia del crowdfunding,
decidió fondear su proyecto de esa manera; es decir, recibir el aporte
de capital de pequeños inversionistas. Así recaudaron 2,3 millones y
prevendieron más de 10.000 unidades en más de 120 países. "De entrada
la idea no vino con el producto, sino con la decisión de dónde
lanzarlo: la plataforma Indiegogo. Nos tomó un año preparar proyecto".
La paradoja de su caso es que colocó primero su invento en 120 países y
recién después llegó a la Argentina. ¿El motivo? A nivel local se topó
con el obstáculo de las trabas a la importación que había instaurado el
gobierno de Cristina Kirchner.
Germán Curá, presidente de Tenaris Norteamérica, tuvo también su propia
historia curiosa. Hace 26 años que salió de la Argentina para construir
la imagen de su compañía por el mundo. "A mí me tocaron tres años en
Dubai. Fue llegar a un mundo totalmente distinto. En 1990 era una
ciudad muy chica, manejada por un conjunto de personas con una visión
fenomenal", relata el ejecutivo.
Pero lo paradójico es que llegó a Dubai en mayo de 1990 y en junio de
ese año, Sadam Husein, el dictador iraquí, decidió invadir Kuwait,
entonces familiarmente, de paso, transitó la primera guerra del Golfo
en el exilio. "La familia tuvo una reacción diversa. Desde tomarlo como
una locura absoluta hasta considerarlo una oportunidad única de
nutrirse de otra cultura", cuenta.
Carlos Bayala, junto con su mujer, simuló que era principiante para
poder entrar a trabajar en la agencia Mather. "Nos presentamos,
mostramos la carpeta y nos dijeron: «Su inglés es flojo, pero la
carpeta es buena, jamás tendríamos plata para pagarles». Entonces les
dijimos que nos tomaran como estudiantes", recuerda.
Así tuvieron dos meses de trabajo a fondo. "Ahí vieron que habíamos
hecho un gran proyecto, que ganamos. Entonces se nos acercaron y un
poco como que nos descubrieron", destaca el creador de éxitos como Mamá
Luchetti o el famoso "No me pidan que cabecee", de Fútbol de Primera.
Trabajar duro cada día. Ese es el secreto que hizo de Horacio Pagani un
triunfador. El dueño de Pagani Automobili dice que no se necesita ser
un fenómeno para tener éxito, sino que basta creer en lo que se hace,
seguir la intuición y no pararse ante el primer obstáculo. "Si hay una
pared adelante hay que superarla para seguir", comenta.
¿Qué son tus autos? "Son un vestido a medida, la unión entre arte y
ciencia", responde Pagani. Y agrega: "En nuestro trabajo hemos tratado
de darle a la marca y a lo que hacemos una unicidad, que no tiene que
ser copia de una Ferrari o Lamborghini. Nuestros coches se diferencian
de los otros, tienen su propia identidad", afirma.
"Cuando el cliente elige comprarse un Pagani viene porque quiere
nuestro vestido a medida, un concentrado de tecnología y la unión entre
el arte y la ciencia dentro del automóvil".
Comentario de Federico Pike, integrante del equipo de Recursos Humanos
de Agrositio...
"Trabajar duro cada día no es muy pintoresco. No se necesita ser un
fenómeno para tener éxito, sino que basta creer en lo que se hace,
seguir la intuición y no pararse ante el primer obstáculo".